jueves, 27 de febrero de 2020

Ejes para una Política de Estado en Salud


La salud es una de las prioridades sociales más urgentes  y hay una enorme inequidad en el acceso a una salud igualitaria, que es un problema grave para Chile. Es un sector complejo porque toca la esencia del ser humano, la vida misma (la Organización Mundial de la Salud la definió en 1948 cómo “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”)  y para su solución se debe actuar con generosidad y “sentido de Estado” donde es complejo obtener consensos entre médicos, salubristas públicos y economistas de la salud por sus particulares visiones.  Debemos hacer un esfuerzo entre todos con creatividad, realismo y prudencia. Los sectores público y privado han hecho importantes aportes a la salud en Chile.
Una primera visión es mirar la salud del futuro donde la tecnología va a tener un rol sustantivo y va a cambiar los paradigmas en tratar las enfermedades. Pensemos por ejemplo en la tecnología 5G para optimizar el gran desafío hospitalario de ubicar al paciente con el centro hospitalario, el apoyo médico y la ambulancia en forma expedita, oportuna y eficiente. O el apoyo mediante la telemedicina en forma remota de localidades extremas otorgando un efectivo apoyo del especialista. O en la nanotecnología que va a permitir el traslado de fármacos con liberación controlada obteniendo mayor eficacia. La robótica es otro campo en el desarrollo médico donde mediante el desarrollo de la inteligencia artificial va a permitir tener la experiencia no de un cirujano con un conjunto de cirugía sino la experiencia de millones de cirugías y cirujanos obteniendo un mejor diagnóstico. El desarrollo del diagnóstico por imágenes como la MRI y CT permite detectar en forma precoz enfermedades como el cáncer de páncreas, próstata y otros. La tecnología va a cambiar la forma de tratar las enfermedades del futuro y nos preguntamos ¿está nuestro sistema hospitalario capacitado para enfrentar este desafío?
Otro aspecto sustantivo a considerar para mejorar la salud en Chile es la modernización del Estado en Salud y del sector público  de acuerdo a las realidades actuales y futuras. El gasto en salud en Chile ha crecido cuatro veces el promedio de los países de la OECD con un incremento continuo con índices de productividad en la práctica la mitad que el sector privado con enormes inversiones subutilizadas. El  último informe de la Comisión Nacional de Productividad (CNP) entregado al Presidente de la República ordenado por la ex Presidenta Bachelet  menciona la subutilización de los pabellones quirúrgicos en un 53% equivalente a unos U$ 350 millones que pueden financiar 115 mil cirugías. No es necesario construir nuevos hospitales, hay que mejorar la gestión de la actual infraestructura hospitalaria y priorizar la prevención.  La situación en Chile va a ser compleja  según la Casen se estima que para el 2025 uno de cada cinco chilenos va a tener sobre 65 años y la esperanza de vida entre hombres y mujeres es de 80,5 años, liderando la región, según datos de la OMS. El gran desafío de Chile es una definición de una Política de Estado con un Ministerio de Salud de acuerdo a los tiempos actuales y futuros, con Vicepresidencias Ejecutivas, Hospitales autónomos con Directorios y Gerentes con políticas de productividad y orientando el gasto a la salud primaria, esencial en el desafío de una política pública, usando la educación y tecnología como herramientas de política pública.
El acceso igualitario y oportuno de todos los chilenos a una salud digna y eficiente es una aspiración social impostergable, sin restricciones ni pre-existencias. La salud es un bien social determinado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida que le asegure, así como a su familia, salud y bienestar, incluyendo asistencia médica”  es parte de los principios de la Seguridad Social.  En Chile existe un seguro único público (Fonasa) para el 80% de los pacientes con un prestador único, los hospitales públicos, carentes de recursos y especialistas  y  seguros privados (Isapres) que atienden 3,3 millones de chilenos existiendo múltiples planes y prestadores que el paciente puede elegir. Es importante mencionar la enorme inversión y aporte privado de la salud en Chile, situándonos a primer nivel mundial. Aquí es donde nace la mayor inequidad en salud y mientras no abordemos este tema, difícilmente lograremos un acceso a la salud igualitaria ¿Por qué los pacientes Fonasa no pueden elegir libremente el prestador subsidiando a los más desposeídos? Aquí está la “piedra angular” de una real reforma para lograr un acceso igualitario a la salud en Chile (el antiguo Sermena permitía a los pacientes elegir libremente su prestador).
La Organización Mundial de la salud define la prevención en tres niveles: Primaria que se refiere a la prevención de la enfermedad mediante vacunas, educación sanitaria y vivir en ambiente sano; Secundaria que se refiere a pesquisar la enfermedad en estado precoz y Terciaria que se refiere al tratamiento y rehabilitación. En Chile las Mutuales de Seguridad han hecho un notable aporte a la Seguridad Social donde la tasa de accidentabilidad laboral del 5.9% el 2008 al 3.4% el 2017 según Informe Anual de la Superintendencia de Seguridad Social. En Chile tenemos dramáticas cifras de salubridad pública como la obesidad que afecta al 25% de la población según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas ha declarado un episodio de alcoholismo en los últimos 30 días de acuerdo informes de Senda (Servicio Nacional de Prevención y Drogas y Alcohol) y el consumo de marihuana ha crecido del 4% el año 1994 al 14% el año 2016 que es un problema de salud pública grave y detonante del estallido social reciente en Chile. Sume los problemas de salud mental que han sido débilmente abordados en los últimos cincuenta años. Es política pública esencial focalizar el gasto a la prevención fomentando programas educativos y preventivos como “Elije Vivir Sano”, Medicina Familiar, “Sonrisa Mujer” , planes de incentivo deportivo, exámenes preventivos obligatorios como la ecotomografía, colonoscopía, mamografía, diagnóstico por imágenes y otros por intermedio de los CDT deben ser la barrera de entrada en la prevención de enfermedades. El eje central de una política pública en salud debe ser la prevención.
El plan universal garantizado en salud es un avance notable en la seguridad social para tener un acceso igualitario sin exclusiones en la medida que exista financiamiento del Gobierno Central en el cumplimiento de estas obligaciones, que obviamente tiene un costo. Este plan garantizado debe ser financiado mediante recursos propios y del Estado por la vía de impuestos generales. Vemos en drama de las listas de espera con miles de fallecidos esperando una atención especializada o una cirugía lo que es inaceptable para el nivel de desarrollo que tiene Chile, la alta demanda en los consultorios, la falta de especialistas en el sector público. Todo esto a pesar del programa GES que garantiza un conjunto de prestaciones. La realidad de las necesidades en salud es compleja frente a lo escoso de los recursos y el mal uso en el sector. Este plan garantizado debe estar complementado con un seguro universal contra enfermedades catastróficas.

El programa público/privado en la construcción y equipamiento hospitalario es otro aporte trascendente que cambia “el rostro” de la salud pública en Chile, maximizando recursos con mayor eficiencia permitiendo al Estado liberar recursos a la prevención. La eficiencia y racionalidad privada permite un mejor uso de recursos. Debemos preguntarnos ¿estamos construyendo bien nuestros hospitales? ¿La ubicación es la adecuada de acuerdo al perfil del paciente que debemos atender? ¿El diseño arquitectónico es el adecuado? Hay muchas preguntas sin respuesta que se traduce en un mal uso de recursos públicos. Hay importantes atrasos en esta materia por dogmatismos mal entendidos donde los más perjudicados son los más pobres. Debemos tener la generosidad de avanzar en esta materia, trascendente en una salud moderna.
Es Estatuto de los Trabajadores de la Salud es otro eje central en una política pública en salud. Vemos con preocupación la agresión a recintos hospitalarios, un bien de uso público, como al personal que ahí trabaja que hace compleja su labor.
En suma, lo trascendente para una real Reforma de la Salud que haga realidad un acceso igualitario, oportuno y asequible para todos los chilenos son un enfoque modernizador con criterio de Estado de nuestro sector público mejorando la gestión, focalizar el gasto a la prevención y sector primario eje de toda política pública dando libertad de elección del prestador a los pacientes Fonasa subsidiado a los de menores recursos, un plan garantizado en salud financiado por el Gobierno Central para los sectores de menores recursos, un seguro catastrófico universal, un acuerdo público/privado que maximiza recursos y un Estatuto de los Trabajadores de la Salud son ejes centrales para una política del sector con visión de Estado pensando en la salud del futuro.


                                                                                                              Ing. Jaime Calderón Riveros

Santiago, febrero 2020




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