La salud es una de las
prioridades sociales más urgentes y hay
una enorme inequidad en el acceso a una salud igualitaria, que es un problema
grave para Chile. Es un sector complejo porque toca la esencia del ser humano,
la vida misma (la Organización Mundial de la Salud la definió en 1948 cómo “un
estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia
de afecciones o enfermedades”) y para su
solución se debe actuar con generosidad y “sentido de Estado” donde es complejo
obtener consensos entre médicos, salubristas públicos y economistas de la salud
por sus particulares visiones. Debemos
hacer un esfuerzo entre todos con creatividad, realismo y prudencia. Los
sectores público y privado han hecho importantes aportes a la salud en Chile.
Una primera visión es
mirar la salud del futuro donde la tecnología
va a tener un rol sustantivo y va a cambiar los paradigmas en tratar las
enfermedades. Pensemos por ejemplo en la tecnología 5G para optimizar el gran
desafío hospitalario de ubicar al paciente con el centro hospitalario, el apoyo
médico y la ambulancia en forma expedita, oportuna y eficiente. O el apoyo
mediante la telemedicina en forma remota de localidades extremas otorgando un
efectivo apoyo del especialista. O en la nanotecnología que va a permitir el
traslado de fármacos con liberación controlada obteniendo mayor eficacia. La
robótica es otro campo en el desarrollo médico donde mediante el desarrollo de
la inteligencia artificial va a permitir tener la experiencia no de un cirujano
con un conjunto de cirugía sino la experiencia de millones de cirugías y
cirujanos obteniendo un mejor diagnóstico. El desarrollo del diagnóstico por
imágenes como la MRI y CT permite detectar en forma precoz enfermedades como el
cáncer de páncreas, próstata y otros. La tecnología va a cambiar la forma de
tratar las enfermedades del futuro y nos preguntamos ¿está nuestro sistema
hospitalario capacitado para enfrentar este desafío?
Otro aspecto
sustantivo a considerar para mejorar la salud en Chile es la modernización del Estado en Salud y del sector
público de acuerdo a las realidades
actuales y futuras. El gasto en salud en Chile ha crecido cuatro veces el promedio
de los países de la OECD con un incremento continuo con índices de
productividad en la práctica la mitad que el sector privado con enormes
inversiones subutilizadas. El último
informe de la Comisión Nacional de Productividad (CNP) entregado al Presidente
de la República ordenado por la ex Presidenta Bachelet menciona la subutilización de los pabellones
quirúrgicos en un 53% equivalente a unos U$ 350 millones que pueden financiar
115 mil cirugías. No es necesario construir nuevos hospitales, hay que mejorar
la gestión de la actual infraestructura hospitalaria y priorizar la prevención.
La situación en Chile va a ser
compleja según la Casen se estima que
para el 2025 uno de cada cinco chilenos va a tener sobre 65 años y la esperanza
de vida entre hombres y mujeres es de 80,5 años, liderando la región, según
datos de la OMS. El gran desafío de Chile es una definición de una Política de
Estado con un Ministerio de Salud de acuerdo a los tiempos actuales y futuros,
con Vicepresidencias Ejecutivas, Hospitales autónomos con Directorios y
Gerentes con políticas de productividad y orientando el gasto a la salud
primaria, esencial en el desafío de una política pública, usando la educación y
tecnología como herramientas de política pública.
El acceso igualitario y oportuno de todos
los chilenos a una salud digna y eficiente es una aspiración social impostergable,
sin restricciones ni pre-existencias. La salud es un bien social determinado en
la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: “Toda
persona tiene el derecho a un nivel de vida que le asegure, así como a su
familia, salud y bienestar, incluyendo asistencia médica” es parte de los principios de la Seguridad
Social. En Chile existe un seguro único
público (Fonasa) para el 80% de los pacientes con un prestador único, los
hospitales públicos, carentes de recursos y especialistas y
seguros privados (Isapres) que atienden 3,3 millones de chilenos
existiendo múltiples planes y prestadores que el paciente puede elegir. Es
importante mencionar la enorme inversión y aporte privado de la salud en Chile,
situándonos a primer nivel mundial. Aquí es donde nace la mayor inequidad en
salud y mientras no abordemos este tema, difícilmente lograremos un acceso a la
salud igualitaria ¿Por qué los pacientes Fonasa no pueden elegir libremente el
prestador subsidiando a los más desposeídos? Aquí está la “piedra angular” de
una real reforma para lograr un acceso igualitario a la salud en Chile (el
antiguo Sermena permitía a los pacientes elegir libremente su prestador).
La Organización
Mundial de la salud define la prevención
en tres niveles: Primaria que se
refiere a la prevención de la enfermedad mediante vacunas, educación sanitaria
y vivir en ambiente sano; Secundaria
que se refiere a pesquisar la enfermedad en estado precoz y Terciaria que se refiere al tratamiento
y rehabilitación. En Chile las Mutuales de Seguridad han hecho un notable
aporte a la Seguridad Social donde la tasa de accidentabilidad laboral del 5.9%
el 2008 al 3.4% el 2017 según Informe Anual de la Superintendencia de Seguridad
Social. En Chile tenemos dramáticas cifras de salubridad pública como la
obesidad que afecta al 25% de la población según informes de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas ha declarado un episodio
de alcoholismo en los últimos 30 días de acuerdo informes de Senda (Servicio
Nacional de Prevención y Drogas y Alcohol) y el consumo de marihuana ha crecido
del 4% el año 1994 al 14% el año 2016 que es un problema de salud pública grave
y detonante del estallido social reciente en Chile. Sume los problemas de salud
mental que han sido débilmente abordados en los últimos cincuenta años. Es
política pública esencial focalizar el gasto a la prevención fomentando programas
educativos y preventivos como “Elije Vivir Sano”, Medicina Familiar, “Sonrisa
Mujer” , planes de incentivo deportivo, exámenes preventivos obligatorios como
la ecotomografía, colonoscopía, mamografía, diagnóstico por imágenes y otros
por intermedio de los CDT deben ser la barrera de entrada en la prevención de
enfermedades. El eje central de una política pública en salud debe ser la prevención.
El plan universal garantizado en salud es
un avance notable en la seguridad social para tener un acceso igualitario sin
exclusiones en la medida que exista
financiamiento del Gobierno Central
en el cumplimiento de estas obligaciones, que obviamente tiene un costo.
Este plan garantizado debe ser financiado mediante recursos propios y del
Estado por la vía de impuestos generales. Vemos en drama de las listas de
espera con miles de fallecidos esperando una atención especializada o una
cirugía lo que es inaceptable para el nivel de desarrollo que tiene Chile, la
alta demanda en los consultorios, la falta de especialistas en el sector
público. Todo esto a pesar del programa GES que garantiza un conjunto de
prestaciones. La realidad de las necesidades en salud es compleja frente a lo
escoso de los recursos y el mal uso en el sector. Este plan garantizado debe
estar complementado con un seguro
universal contra enfermedades catastróficas.
El programa público/privado en la construcción
y equipamiento hospitalario es
otro aporte trascendente que cambia “el rostro” de la salud pública en Chile,
maximizando recursos con mayor eficiencia permitiendo al Estado liberar
recursos a la prevención. La eficiencia y racionalidad privada permite un mejor
uso de recursos. Debemos preguntarnos ¿estamos construyendo bien nuestros
hospitales? ¿La ubicación es la adecuada de acuerdo al perfil del paciente que
debemos atender? ¿El diseño arquitectónico es el adecuado? Hay muchas preguntas
sin respuesta que se traduce en un mal uso de recursos públicos. Hay
importantes atrasos en esta materia por dogmatismos mal entendidos donde los
más perjudicados son los más pobres. Debemos tener la generosidad de avanzar en
esta materia, trascendente en una salud moderna.
Es Estatuto de los Trabajadores de la Salud es otro eje central en una política pública en
salud. Vemos con preocupación la agresión a recintos hospitalarios, un bien de
uso público, como al personal que ahí trabaja que hace compleja su labor.
En suma, lo
trascendente para una real Reforma de la Salud que haga realidad un acceso
igualitario, oportuno y asequible para todos los chilenos son un enfoque
modernizador con criterio de Estado de nuestro sector público mejorando la
gestión, focalizar el gasto a la prevención y sector primario eje de toda
política pública dando libertad de elección del prestador a los pacientes
Fonasa subsidiado a los de menores recursos, un plan garantizado en salud
financiado por el Gobierno Central para los sectores de menores recursos, un
seguro catastrófico universal, un acuerdo público/privado que maximiza recursos
y un Estatuto de los Trabajadores de la Salud son ejes centrales para una
política del sector con visión de Estado pensando en la salud del futuro.
Ing.
Jaime Calderón Riveros
Santiago, febrero 2020
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