En Chile, parece que el drama de la salud pública ha dejado de conmovernos. La reciente fallida licitación de los seguros complementarios de Fonasa es solo una muestra más de una crisis estructural que, lejos de solucionarse, se agrava por decisiones erráticas y falta de liderazgo político.
El programa de gobierno actual propuso un seguro único, relegando a los seguros privados a un rol secundario. Sin embargo, la inconstitucional resolución de la Tercera Sala de la Corte Suprema generó una crisis mayor. La reacción del Ejecutivo, al interpretar el fallo como una deuda inexistente del sistema privado, generó una incerteza jurídica que ha puesto en jaque la inversión y el funcionamiento del sistema de salud completo. Más allá de las posturas ideológicas, este episodio representó una falta grave de conducción política y de respeto por los principios democráticos, como lo advirtió oportunamente el Observatorio Judicial.
Como país, seguimos fallando en lo más básico: diagnosticar correctamente el problema. Todos coincidimos en que el paciente debe tener acceso igualitario y oportuno a la atención médica. Sin embargo, el sistema mixto que hoy existe, con una alta inversión privada (que atiende cerca del 50% de las consultas), coexiste con una infraestructura pública muchas veces subutilizada. Según la Comisión Nacional de Productividad, aumentar los horarios de pabellón podría elevar la productividad hasta un 47%, lo que impactaría directamente en las listas de espera.
El verdadero problema es de gestión y visión. Nuestro sistema de salud parece atrapado en una lógica obsoleta, anclada en una escuela de salud pública que no ha sabido adaptarse ni a la tecnología ni a los modelos modernos de gestión. Un ejemplo paradigmático: los hospitales públicos no cuentan con directorios ni gerencias, a pesar del enorme presupuesto que administran.
Además, se avecina un cambio demográfico profundo. Hacia el año 2050, se proyecta que uno de cada cuatro chilenos tendrá más de 65 años, lo que modificará completamente el perfil epidemiológico del país. ¿Estamos preparados para eso?
He planteado en múltiples columnas, muchas veces como voz solitaria por no pertenecer a partidos ni grupos de poder, algunos ejes básicos para avanzar hacia un sistema más eficiente, moderno y humano:
1. El paciente al centro
Debe poder elegir libremente a qué sistema pertenecer, público o privado, con un subsidio estatal directo que acompañe esa decisión. Así se promueve la competencia y se optimiza el uso de recursos. No podemos repetir casos como el del menor de San Antonio, que no fue derivado por razones ideológicas.
2. Modernización del Estado
Urge una transformación digital completa: ficha médica única, control centralizado y transparente de listas de espera, un sistema independiente de licencias médicas. Se debe concesionar la red hospitalaria, dotar a los hospitales de directorios y gerencias, y reformular la estructura del Ministerio de Salud con instancias ejecutivas y un consejo consultivo multidisciplinario.
3. Prevención en serio
Un plan nacional de salud preventiva que incluya a Cesfam, mutualidades y hospitales, incorporando tecnologías como diagnóstico por imágenes ecografías, mamografías, colonoscopias entre otras. Urge enfrentar problemas graves como la obesidad infantil, el alcoholismo juvenil y los trastornos de salud mental. También se requiere alfabetización sanitaria y educación nutricional desde la escuela.
4. Seguro catastrófico universal
Debe cubrir enfermedades de alto costo y riesgo, con un Estatuto para los Trabajadores de la Salud que dignifique su carrera y los proteja frente a agresiones.
No podemos seguir postergando los graves problemas de salud en Chile. El próximo gobierno tendrá la responsabilidad histórica de enfrentar con decisión, gestión y humanidad una de las mayores deudas sociales del país. La salud no puede seguir siendo un campo de disputas ideológicas: es un derecho esencial y un bien público que debemos cuidar con visión, evidencia y compromiso.
Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial (Fen U Chile)
Santiago, 7 de julio de 2025