El Fondo
Único es una larga aspiración de la escuela de la salubridad pública
chilena y es necesario preguntarse si efectivamente resuelve el acceso
igualitario y oportuno a una buena salud. Sin una modernización profunda del
Estado esta vieja aspiración es letra muerta. Es un concepto políticamente muy atractivo,
pero técnicamente de compleja implementación y consagra en monopolio del Estado
sobre los pacientes. Es el nuevo
elefante blanco de la salud pública donde el gasto real se ha duplicado en el
último decenio (ver referencias de la Comisión de Productividad, Observatorio Fiscal
y hasta la Fiscalía Económica). Un informe de la Subsecretaría de Redes
Asistenciales de febrero de este año menciona que existen más de dos millones
de consultas de especialistas en listas de espera, trecientas quince mil
intervenciones quirúrgicas postergadas, ocho mil atenciones de cáncer
postergadas, cincuenta y cuatro mil atenciones de garantías Ges atrasadas. Las
cifras son dramáticas que conducen a la muerte de miles de pacientes ¿resuelve
el seguro único este problema? ¿está en condiciones técnicas Fonasa de atender
tres millones trescientos mil usuarios de la seguridad privada de los cuales alrededor
de un millón tienen enfermedades pre existentes?
Hay una
confusión con entregar a todos los pacientes un Seguro Único Garantizado
sin exclusiones ni pre existencias que permita tener un acceso oportuno e
igualitario a los prestadores en salud de acuerdo a la Declaración Universal de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas
que Chile suscribió “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que asegure,
así como a su familia, salud y bienestar, incluyendo asistencia médica” y es
parte de los principios de la Seguridad Social. El paciente, el gran
olvidado de las políticas públicas en los últimos decenios, debe estar al
centro de toda política pública en salud. Este seguro debe ser mixto con
financiamiento público y privado y un buen ejemplo es Inglaterra donde están migrando
de un Fondo Único a un sistema mixto por el aumento de las listas de espera.
En este
período de adecuación a un Plan Único en Salud se debe actuar con cautela y
prudencia, que ha faltado en estos días, lo que puede provocar la mayor crisis sanitaria
en décadas. Fonasa tiene serias limitaciones técnicas de absorber tres millones
de pacientes sin producir un fuerte colapso sanitario y los seguros privados no
cumplen los estándares de una seguridad social moderna donde predomina lo
económico por sobre las enfermedades y la solidaridad. Un sistema mixto, donde
el paciente debe ser el eje de una política pública en salud, debe considerar
un financiamiento del Estado y un financiamiento privado que permita maximizar
recursos. La modernización del Estado, postergada por decenios (un ejemplo es
el Informe Caldera del ex Ministro Carlos Massad) es sustantivo a implementar
un nuevo sistema en salud.
Los ejes de
una salud moderna debe considerar en primer lugar al paciente como eje
de toda política pública con capacidad de elegir libremente el prestador , una modernización
del Estado con un Ministerio de Salud rector con Vicepresidencias
Ejecutivas y hospitales públicos con Directorios y Gerencias y manejo coordinado de la red hospitalaria
pública, privada, mutuales de seguridad y hospitales de las FFAA cómo quedo
demostrado en la pandemia y finalmente una política preventiva moderna,
actuar antes que se produzca la enfermedad cómo nos enseña la milenaria cultura
china, incorporando los avances tecnológicos.
La
Constitución no garantiza los derechos a la salud y es habitual en América
Latina describir una lata lista de intenciones que no se cumplen. Una
constitución debe garantizar el acceso igualitario y oportuno a la salud
teniendo como eje central el paciente dándole capacidad de elegir el seguro
público o privado, donde el Estado tenga un rol rector y coordinador,
privilegiando la salud primaria.
El
voluntarismo, la improvisación, el dogmatismo, los intereses de los gremios son
el gran problema de la salud en Chile. El Fondo Único sin una modernización del
Estado no resuelve los problemas de la salud, es un empobrecimiento de la clase
media y un engaño para la gente humilde. Cómo decía el filósofo Jorge Millas,
sentémonos a conversar pensando que no se nada para en conjunto construir
verdad. Chile tiene capacidad profesional para construir un buen sistema de
salud.
Jaime
Calderón Riveros
Santiago, agosto 21, 2022