viernes, 24 de octubre de 2025

REFORMA DE SALUD: CORAJE Y GENEROSIDAD

El sistema de salud debe ocupar un lugar importante en el debate público. No basta con deseos inalcanzables ni promesas de corto aliento haciendo más de lo mismo. Se requiere una transformación profunda que inevitablemente trascenderá los ciclos políticos.

El diagnóstico es inequívoco: el sistema de salud chileno necesita una reforma estructural que valore los derechos de los pacientes. En primer lugar, es imperativo avanzar hacia un modelo de colaboración público-privada que garantice el derecho a elegir libremente el sistema de aseguramiento con un financiamiento mixto que asegure acceso igualitario, oportuno y de calidad. Fonasa debe evolucionar hacia un gran asegurador nacional abierto a delegar funciones, a mutualizar riesgos con aseguradores e Isapres y promover eficiencia y libre elección.

En segundo lugar, resulta esencial la modernización del Estado en gobernanza, gestión y tecnología. No es aceptable que, pese a un aumento del 400% real del gasto público en las últimas dos décadas, persistan listas de espera, retrasos en tratamientos críticos como el cáncer y una infraestructura hospitalaria subutilizada. La planificación sanitaria debe considerar tanto la inversión inicial, como los costos operacionales de los establecimientos hospitalarios y ambulatorios, más allá de la construcción de nuevos recintos sin evaluación rigurosa. Casos como los hospitales Rengo, Melipilla, Institutos de Neurología y del Cáncer, Del Salvador, Antofagasta, entre varios otros con retrasos manifiestos son un llamado de atención que no puede ignorarse.

En tercer lugar, la excesiva dependencia de los hospitales al MINSAL, la politización de los gremios y la falta de gestión deben abordarse con una nueva visión estratégica, multidisciplinaria y respaldada por un marco jurídico moderno. Es imperioso concesionar la gestión de redes hospitalarias y ambulatorias y mejorar las compras públicas, junto a un robusto servicio de telemedicina y un sistema informático interoperable. Asimismo, aquellos establecimientos que mantengan administración estatal deberán contar con directorios profesionales responsables de rendir cuentas, innovar y atraer inversión. En materia de licencias médicas se deberán establecer nuevas normas que desestimulen su uso, involucren al empleador y fortalezcan la institucionalidad del COMPIN con obligaciones de rendición de cuenta pública del gasto en ese beneficio social.

En cuarto lugar, la prevención y la educación sanitaria debe convertirse en uno de los pilares del sistema, aunque su implementación requiere indefectiblemente un desarrollo simultáneo de la gestión hospitalaria. Proponemos la creación de un sistema nacional preventivo, articulado con otros ministerios (Educación, Transportes y Economía), municipalidades, mutualidades y hospitales, que enfrente desafíos como la obesidad infantil, el síndrome la drogadicción, accidentes del tránsito, la salud mental y bucal, especialmente en los sectores más vulnerables.

No menos importante es avanzar hacia un nuevo estatuto del trabajador sanitario, que promueva el desarrollo profesional, reconozca el mérito y proteja a los funcionarios de agresiones, aunque asimilado al Código del Trabajo.

En suma, el próximo gobierno deberá garantizar la libertad de elección en salud de sistemas que combinen cobertura universal, protección financiera y equidad, con propuestas de salud basadas en el rigor técnico y económico. No se trata de ideología, sino de coraje y generosidad: coraje para enfrentar a quienes por años han defendido el statu quo y los intereses corporativos, y generosidad para impulsar reformas cuyos frutos serán cosechados por gobiernos venideros.


Rafael Caviedes Duprà. Ex director de Fonasa. Máster en Economía (U. de Navarra)
Jaime Calderón Riveros Ingeniero Comercial (Fen U de Chile)



Madrid/Santiago, octubre 24, 2025



Columna de El Mercurio del lunes 10 de noviembre del 2025
Link https://www.elmercurio.com/blogs/2025/11/10/129245/reforma-de-salud-coraje.aspx



jueves, 16 de octubre de 2025

SALUD Y SANIDAD: MÁS QUE UN ESLOGAN

Jaime Calderón R.
Rafael Caviedes D.


La salud debe ser reconocida como un derecho fundamental y abordada como política de Estado más allá de coyunturas partidarias.


La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no únicamente la ausencia de enfermedad. Se trata de un concepto dinámico, complejo y multifactorial, influido por determinantes biológicos, sociales, ambientales y conductuales. En cambio, la sanidad corresponde al conjunto de servicios, instituciones y políticas públicas orientadas a garantizar el acceso a las prestaciones médicas, preservar y mejorar la salud de la población. Incluye la atención primaria, hospitales, campañas de prevención, regulación sanitaria y vigilancia epidemiológica.

En Chile, como en muchos países, ambos conceptos se suelen mezclar. Esta confusión lleva a reducir la sanidad a una cuestión exclusivamente médica, ignorando su carácter interdisciplinario. El sistema sanitario involucra no solo a profesionales clínicos (médicos, enfermeras, matronas), sino también a economistas, ingenieros, arquitectos, gestores y otros actores que contribuyen al diseño, implementación y evaluación de políticas sanitarias.

Es fundamental comprender que la salud no depende exclusivamente de la infraestructura hospitalaria ni del número de funcionarios. Su construcción responde a múltiples determinantes: condicionantes socioeconómicos, antecedentes genéticos, estilos de vida, entorno físico y acceso efectivo a servicios de prevención, promoción y atención integral. La medicina familiar, la educación sanitaria y la promoción de hábitos saludables son pilares esenciales en este enfoque.


Indicadores Críticos de Salud en Chile

La situación epidemiológica nacional refleja desafíos estructurales. La obesidad afecta al 42% de la población, evidenciando fallas en políticas de alimentación y actividad física. El consumo nocivo de alcohol alcanza al 42% de los adultos, con un 26% de prevalencia entre jóvenes de 18 a 24 años. El envejecimiento poblacional plantea exigencias crecientes al sistema, especialmente en enfermedades crónicas como el cáncer y neuropsiquiátricas, pues contribuyen al deterioro de los años de vida ajustados por discapacidad. La salud bucal, históricamente relegada, continúa siendo una deuda sanitaria con impacto directo en la calidad de vida. Asimismo, debe abordarse el sobre uso del reposo médico, el que duplica las tasas de uso al comienzo de este siglo.

Estos datos confirman que la salud debe abordarse desde una perspectiva integral, superando el enfoque curativo y reconociendo su dimensión social, económica, preventiva y comunitaria.


Sistema Mixto: Tensiones y Oportunidades**

Chile opera bajo un modelo mixto de provisión de servicios de salud muy imperfecto. Si bien, el sistema privado atiende el 47% de las prestaciones (con solo el 20% de las camas) estas se financian principalmente mediante gasto directo de los usuarios o seguros voluntarios. De hecho, Chile es uno de los países de la OCDE con mayor gasto de bolsillo. Esta segmentación se explica, en parte, por una asignación arbitraria e ineficiente de los subsidios fiscales, puesto que se dirigen solo a la oferta institucional pública y no a las personas como debería ser, ajustados por riesgo y capacidad de pago.

Ello queda ampliamente demostrado pues, a pesar del importante incremento presupuestario del sector público en los últimos 25 años, la baja productividad y subutilización de infraestructura crítica -como pabellones quirúrgicos- ha limitado la capacidad resolutiva del sistema público. Según la Comisión Nacional de Productividad, una gestión más eficiente hubiese permitido reducir significativamente las listas de espera.


Modernización del Estado: Una Necesidad Estratégica**

La transformación del sistema de salud requiere una modernización institucional profunda. Este proceso ha sido obstaculizado por estructuras de cogobierno gremial que dificultan la implementación de reformas. No obstante, muchas experiencias internacionales exitosas como la colaboración público-privada y la transformación digital en hospitales públicos demuestran que es posible caminar hacia modelos más eficientes.

Es imprescindible crear un Ministerio de Salud con enfoque técnico, visión estratégica y asesoría multidisciplinaria. Por su parte, la gestión hospitalaria debe independizarse de la captura política de los gobiernos de turno, profesionalizarse mediante un marco jurídico adecuado, directorios técnicos, orientados por criterios clínicos, de ingeniería sanitaria y de innovación continua, alejados de interferencias políticas.

La reforma del Estatuto Administrativo y Municipal, junto con la modernización del modelo de gestión financiera, son condiciones necesarias. Asimismo, la tecnología actual hace posible implementar la interoperabilidad de la historia clínica única. Del mismo modo, se debe avanzar en la creación de un nuevo seguro de licencias médicas, con administración y financiamiento independiente al de salud, totalmente digital y controlado mediante IA. Finalmente, se debe fomentar la inversión privada pero no sólo mediante concesiones de infraestructura, sino que se debe progresar en las concesiones de gestión clínica “de bata blanca” con esquemas basados en pagos capitados y resultados clínicos según calidad y oportunidad, que garanticen la equidad en el acceso y promuevan la innovación, la competencia y el servicio al paciente.


Prevención: Pilar de la Salud Pública

La prevención debe constituir el eje central de toda política sanitaria. Para ello, es prioritario fortalecer los Centros de Salud Familiar como puerta de entrada al sistema, integrarlos con la red hospitalaria y desarrollar un Sistema Nacional de Salud Preventiva. En comunas, donde sea pertinente, también se deben considerar las concesiones de atención primaria, para mejorar la cobertura, la innovación y la eficiencia.

La educación sanitaria debe institucionalizarse como política pública. Programas de medicina familiar, del adulto mayor, nutrición, salud mental y actividad física deben formar parte de una estrategia nacional articulada. La creación de centros especializados en salud mental es urgente ante el aumento sostenido de patologías neuropsiquiátricas.


Hacia un Sistema Universal y Oportuno

La equidad en el acceso a servicios de salud debe ser el principio rector. Esto implica transitar hacia un sistema de seguros universales, con libertad de elección entre seguros públicos y privados, y subsidios estatales ajustados por riesgo e ingreso. La implementación de un seguro catastrófico obligatorio, de nuevas formas de concesiones de gestión, un nuevo marco jurídico para la administración financiera de los establecimientos de salud y un estatuto especial, flexible, similar a las leyes laborales para los trabajadores sanitarios del SNSS y municipales, son medidas claves para garantizar justicia sanitaria.

La salud debe ser reconocida como un derecho fundamental y abordada como política de Estado, más allá de coyunturas partidarias. Un sistema centrado en la persona, basado en la prevención y en la gestión eficiente de recursos, es esencial para garantizar el bienestar de la población.




Rafael Caviedes Duprà                                              Jaime Calderón Riveros
Master Economía U. Navarra                          Ingeniero Comercial (Fen U. de Chile)





Artículo publicado en El Libero el domingo 19 de octubre del 2025