En esta época de proposiciones que vivimos en Chile
con motivo de la próxima elección Presidencial, todos los candidatos hablan de
la Salud como uno de los temas centrales de sus programas. La Salud es un
derecho esencial en la vida humana y se le define como “un estado de equilibrio
orgánico”. La discusión del tema Salud esta cruzada por muchos dogmatismos,
falta de una mayor discusión académica y de centros de investigación, intereses
corporativos, falta de una “arquitectura” entre otros. Los chilenos debemos ser
capaces de avanzar, superar nuestras legítimas diferencias y proponer un
Sistema de Salud de beneficio de todos. El primer eje de un sistema de
salud moderno es la prevención donde deben orientarse los recursos y
debe ser lo central de una política pública. Un buen ejemplo es la
extraordinaria labor desarrollada por los Hospitales de Accidentes del Trabajo
que han bajado significativamente los índices de siniestralidad laboral
mediante capacitación e incentivos, los programas de leche materno-infantil de
directo impacto en los recién nacidos, “Elije Vivir Sano” con incentivo en el
deporte y combate al sedentarismo. Bajar los índices de sobrepeso,
sedentarismo, accidentes caseros y de tránsito mediante objetivos específicos
bi-anuales, tri-anuales con cumplimiento de metas específicas debe ser un eje
central de una política pública en salud. Un segundo eje sustantivo es modernizar
el aparato público en Salud dotando a los Hospitales Públicos y Servicios
de Salud de Directorios, Gerentes con participación de la “comunidad viva”
(Municipalidades, Grupos Organizados y otros) y en base a objetivos
específicos, productividad de los recursos invertidos, “ingeniería” en el
desarrollo de los proyectos públicos. El gasto en salud se ha duplicado en el
último decenio pero ¿se ha invertido con racionalidad y eficiencia? Seguir
aumentando el gasto sin modernizar el aparato del Estado es invertir en “un
hoyo negro” que se traduce en un mal uso de recursos. Los sistemas de
Concesiones van en el sentido correcto. Un tercer eje de una política
pública en Salud es la conservación del medio ambiente y entender que su
atropello afecta la vida humana que debemos proteger. La contaminación de
aguas, eliminación de bosques, intervención desproporcionada de nuestros
recursos naturales afecta la Salud de las personas y debe ser otro eje de un
programa público en salud. Un cuarto eje que en mi opinión es la piedra angular
para hacer un sistema de salud justo, igualitario y solidario, es la orientación
de los recursos a una cuenta individual que permita a las personas elegir
libremente donde atenderse y pudiendo el Estado canalizar subsidios
directos a los más desprotegidos. El 80% de los pacientes están “cautivos” por
el Fonasa y el mayor crecimiento está en la “libre elección”. Estas cuentas
individuales administradas por Seguros Públicos y Privados permitiendo orientar
recursos eficientemente mediante políticas de premio-castigo. Es aquí donde
está la real reforma de un sistema de salud: la capacidad de elegir libremente.
Un quinto eje es el Estatuto de los Trabajadores que permita
movilidad laboral, carrera funcionaria, capacitación y oportunidad de
crecimiento para los trabajadores de la salud. Un sexto eje de una
política pública en Salud es la tecnología que representa alrededor del
40% de un proyecto en salud y que permite solucionar problemas en forma
ambulatoria disminuyendo días camas y haciendo más eficiente el gasto. El
sector salud es donde mejor confluye la industria médica y ciencia. Sin embargo
, existen en esta área “incentivos perversos” que debe ser corregida con una
enérgica política de Estado permitiendo captar recursos privados que en
conjunto con una adecuada política pública permita canalizar estos recursos por
intermedio de las Sociedades Científicas orientándolos a la capacitación de
especialistas y efectuando programas de atención en todo Chile.
Ing. Jaime Calderón Riveros
Santiago, 18 de octubre de 2013
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