Se define la salud como “equilibrio
orgánico” y afecta lo más esencial de ser humano que es la vida misma o
como lo define la Organización Mundial de la Salud desde 1948 “La salud es un estado de completo bienestar
físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o
enfermedades”.
Hay diferencias de visión entre salubristas públicos,
economistas, médicos y profesionales de la salud en relación a las formas de
enfrentar políticas públicas en el
sector con un mínimo de consenso. Sin embargo en los últimos años se ha logrado
avanzar en ciertos aspectos que nos hacen mirar con mayor optimismo la forma
llegar a un acuerdo mínimo en materia de la salud donde es muy difícil
avanzar. Barros Luco decía que cuando un
problema era muy grande era mejor no hacer nada y vemos regularmente en
seminarios mencionar como ejemplo la
reforma de la salud de los años 50´s impulsada por Cruz Coke y Allende como ejemplo de un gran acuerdo
nacional. Hay que pensar la salud como una Política de Estado. El esfuerzo debe
ser de todos.
Se debe considerar que
en la época actual la tecnología es
sustantiva en un proyecto en salud y determinante
en las políticas públicas futuras. La medicina del futuro es muy diferente a lo
conocido hasta hoy y van a cambiar los
paradigmas para enfrentar las enfermedades.
Vemos notables avances de la robótica donde con el avance de la inteligencia
artificial (“piensan por ellos mismos”)
vamos a tener la experiencia no de un cirujano sino de millones de
cirujanos y millones de cirugías obteniendo un mejor diagnóstico del paciente.
En el cáncer las nuevas tecnologías de diagnóstico y tratamiento guiadas por
imagen como los exámenes de anatomía patológica digital, la resonancia magnética
(MRI) en la detección precoz del cáncer de próstata, los exámenes de detección
precoz de la sordera en neonatos, la monitorización precoz del embarazo con
imágenes 3D , la nanotecnología en medicina es un avance notable donde una de
las aplicaciones es el trasporte de fármacos que permite su liberación
controlada, el uso del láser y sus avances en diversos campos como la
oftalmología con los hoy femtolaser de mayor precisión en la cirugía de la
catarata y cirugía refractiva o los laser fraccionados cada vez más precisos y
que causan un daño acotado en el tejido usados en el campo dermato-estético son
ejemplos de los aportes tecnológicos a la medicina moderna. La ficha única del
paciente es sustantivo y elemental a un buen diagnóstico en salud y el Hospital
Digital son avances trascendentes de la
medicina actual. Es fundamental la colaboración público-privada en el desarrollo de la medicina moderna y es
en este campo donde la industria médica puede efectuar aportes trascendentes y
ser un “socio estratégico”
sustantivo.
La salud es un derecho
inherente al ser humano determinado por la artículo 25 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas “Toda
persona tiene derecho que le asegure
como a su familia salud y bienestar incluyendo asistencia médica y derechos a seguros en caso de enfermedad,
viudez, vejez” y forma parte de lo
que se denomina la Seguridad Social. La salud debe ser oportuna, igualitaria y asequible
para todos los habitantes.
Hay consenso que el gasto en salud se debe orientar a la prevención y la Organización Mundial de
la Salud (OMS) define tres niveles: Primaria que se refiere a la prevención de
la enfermedad mediante vacunas, educación sanitaria y vivir en medio ambiente
sano, Secundaria se refiere a pesquisar la enfermedad en estado precoz y
Terciaria se refiere a su tratamiento y rehabilitación. Chile tiene éxito en
algunos campos como las Mutualidades de Accidentes del Trabajo que han hecho un
notable trabajo de educación laboral en
la Seguridad Social donde la tasa de accidentabilidad laboral ha bajado desde
el 5,9% el 2008 al 3,4% el 2017 (1). En Chile el 25,1% son obesos según informe
de la Organización Mundial de la Salud (2) y constituyendo el principal
problema de salubridad pública en conjunto con el alcoholismo y la
drogadicción. Según últimos estudios de
Senda (Servicio Nacional de Prevención del Consumo de Drogas y Alcohol) uno de
cada cuatro personas ha declarado un episodio de alcoholismos los últimos 30
días y el crecimiento de drogas como la marihuana ha crecido del 4% el año 1994
al 14% el año 2016 lo que constituye un problema de salud pública grave (3) .
Hay una activa participación preventiva del Ministerio de Salud con diversos
programas como “Elije Vivir Sano”, fomento de la actividad deportiva, planes
materno-infantil, ley de etiquetado de alimentos, medicina familiar, la
detección precoz del cáncer incentivando exámenes como la mamografía,
colonoscopia, ecotomografía y priorizando los CDT como primera barrera de
entrada en la prevención de enfermedades son políticas de salubridad pública
que es necesario perseverar y tener un severo control epidemiológico.
El plan garantizado de
salud es otro avance notable en la Seguridad Social que permite el acceso
igualitario a los servicios de salud. El problema surge por lo que dice la ley
y la efectividad de su cumplimiento. Según el Ministerio de Salud había 285 mil
pacientes en listas de espera a fines del 2017 que espera reducir en un 15% con
planes extraordinarios. Es tan grave la
situación de las listas de espera y los fallecidos en espera de una atención
médica que fue necesario nombrar una Comisión Médica Asesora para estudiar el
tema que hizo algunas correcciones pero no disminuyen el grave problema. Las
listas de espera en el sector público es un reflejo de los déficit de la salud
pública en Chile, donde fallecieron 15 mil pacientes entre el 2005 y 2016 según
esta Comisión Asesora y otros 11 mil en espera atención Ges(4). Esta situación
se produce a pesar que el gasto en salud ha crecido un 12,7% para el período
2005-2017, cuatro veces sobre el promedio de los países de la OECD y la
productividad sólo del 5% (5) Esta
situación se ve agravada por el envejecimiento de la población que según los
últimos datos de la Casen el 19% tiene
sobre 60 años (3,5 millones) de los cuales un 15% es mayor de 80 años
estimándose que para el año 2025 uno de
cada cinco personas va a tener más de 65 años lo que es un gran desafío para las políticas públicas en salud del
futuro. Chile es líder en la región en esperanza de vida con 80,5 años promedio
entre hombres y mujeres ocupando el lugar 29 a nivel mundial liderado por Japón
con 83,7 años según la OMS.
Como lo habíamos mencionado el gasto público en salud creció
un 12,7% anual en los últimos diez años y la productividad de la inversión es
negativa. El problema sustantivo es modernizar el sector público desde el Ministerio de Salud con
Vicepresidencias Ejecutivas, Hospitales con Gerencias, Directorios y objetivos claros
haciendo participar la “comunidad viva” es tarea esencial en una política
pública en salud. No se mejora la política pública en salud manteniendo una
estructura orgánica de los 50´s. Se necesita “mucha ingeniería en salud”.
La ficha única universal, la telemedicina, el hospital digital y la
incorporación de las nuevas tecnologías son políticas públicas a implementar
pero estas no son factibles si no tenemos el recurso humano capacitado en
implementarlo. Esta maximización de los recursos públicos debe ser
complementada por la maximización de recursos mediante el programa de concesiones
hospitalarias.
La judicialización de las Isapres no resuelve el problema de
la salud en Chile y no son los Tribunales los encargados en su solución. Los seguros públicos y privados están
en el campo de la Seguridad Social y
deben ser abiertos, sin exclusiones,
transparentes, con una política de factor de riesgo financiada por el Estado mediante impuestos que facilite a todos
los usuarios igualdad de oportunidades
frente a los prestadores, debe ser una política pública trascendente del
Estado. Es aquí donde esta “la piedra
angular” de una real reforma del sistema de salud chileno: que los usuarios
(pacientes) tenga la libertad de elección otorgando subsidios
directos a las personas mediante cuentas
individuales con sistemas de premio/castigo manejadas por Fonasa e Isapres.
Aquí está la esencia de una real transformación hacia un sistema de salud. Con
la tecnología actual es factible manejar estas cuentas en un campo magnético de
la célula de identidad. La libertad de
elección de los pacientes debe
ser una política de Estado y es un derecho
de todo paciente para lograr un acceso a la salud más igualitaria.
Últimamente vemos con preocupación situaciones de violencia
que afecta el personal de salud, lo que constituye un hecho grave. Un Estatuto de los Trabajadores de la Salud que los proteja mediante
una Política de Estado es sustantivo en un avance en este campo.
En suma, para avanzar hacia una real reforma de la salud que
enfrente los cambios epidemiológicos, las nuevas tecnologías debemos consensuar
una Política de Estado en Salud
focalizando el gasto en la prevención utilizando
la tecnología que se traduce en
detección precoz de enfermedades,
modernizar el sector publico que permita poder enfrentar la salud de los
2030, otorgar libertad de elección de
los pacientes para que puedan elegir libremente el prestador, seguros públicos y privados manejados
en cuentas individuales con sistemas de premio/castigo y seguros universales que cubran enfermedades catastróficas, plan garantizado de salud en el
concepto de la Seguridad Social, concesiones
hospitalarias que maximizan recursos y Estatuto
de los Trabajadores que los proteja son ejes de un real avance que nos permita tener un sistema de salud
más equitativo para todos los habitantes de Chile.
Ing. Jaime Calderón
Riveros
Santiago, octubre 2018
Notas
(1) Informe Anual
Estadísticas de Seguridad Social, Superintendencia de Seguridad Social, año
2017
(2) Chile: Hacia un
futuro más Sano (OCDE)
(3) Senda: Décimo
Segundo Estudio Nacional de Drogas en Población General, año 2016 (4) Informe
Comisión Médica Asesora Ministerial sobre Estado de Situación personas
fallecidas Ges y no Ges (agosto, 2017).
(5) Ing. Rony Lenz,
Director Post Grado Salud Pública, Instituto de Salud Pública Universidad
Andres Bello en Congreso Eich 2018
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