viernes, 21 de abril de 2023

Hablemos de salud

Los abogados de la Tercera Sala de la Corte emitieron un fallo que afecta en forma trascendente al sistema de salud fijando un criterio en la aplicación de la tabla de factores con efecto retroactivo ajeno a la jurisprudencia tradicional chilena. Cerca de setenta mil juicios en un universo de millones de usuarios del sistema de salud determinaron y presionaron la resolución de la Corte, inédita en la tradición jurídica chilena. Esta resolución obedece a un criterio filosófico de “hacer justicia” independiente de la jurisprudencia tradicional que en la práctica se traduce en un problema porque ahora se hace necesario interpretar qué es lo que la Corte ordena. Esta situación obedece también a que el Estado por años no ha fijado una política pública de reajustabilidad en salud, no ha modernizado el sector público para hacer frente a los problemas de la salubridad actual, a las nuevas enfermedades, al avance de la tecnología producto entre otros de la excesiva politización del sector que no permite avanzar. Rigió lo que decía Barros Luco “cuando el problema es muy grande, es mejor no hacer nada”.

Este escenario ha llevado a una crisis global del sector salud, profundización de la crisis en el sector público, incertidumbre en la inversión privada, lo que finalmente se traduce en una dramática situación para los pacientes que son los grandes perjudicados.

La salud afecta la esencia del ser humano que es la vida misma por lo que es difícil fijar políticas públicas y es un problema de Estado que debemos resolver entre todos. Cualquier sistema de salud se construye poniendo al paciente en el centro de una política pública.

En Chile hay capacidad profesional para construir un buen sistema de salud con médicos, enfermeras, matronas, Tens, tecnólogos, ingenieros biomédicosy técnicos, economistas, como se hizo en su oportunidad en el diseño de las autopistas, en la modernización del SII y de la ex Onemi entre otros. Las improvisaciones, los dogmatismos, los voluntarismos son el gran enemigo de una buena política de salud. Seguir manteniendo criterios de la vieja escuela de salubridad pública sin considerar la mutación de enfermedades como nos enseñó la pandemia, ni tampoco la tecnología como la robótica, que nos ayuda a lograr mayor precisión en las cirugías, la endoscopía y diagnóstico por imágenes que son herramientas sustantivas en la prevención. Fonasa no tiene la capacidad técnica como para absorber a tres millones de pacientes que harían colapsar el sistema público y privado. Décadas de políticas públicas enfocadas al gasto, que se ha duplicado el último decenio, termina en más de dos millones de pacientes en listas de espera, incluido el cáncer que requieren urgencia en sus tratamientos, más de trescientas mil cirugías postergadas, más de sesenta mil patologías Ges no cumplidas según informes de la Subsecretaría de Salud. Son el reflejo de la grave y dramática crisis sanitaria. El elefante blanco de la salud pública se repite.

El filósofo Jorge Millas nos decía que hay que sentarse a conversar,“como si no se supiera nada” para producir verdad. Con un criterio de Estado debemos construir un sistema pensando en el paciente, centro de toda política pública en salud, quién debe tener la libertad de elegir un seguro público o privado. Un Estado moderno, rector de las políticas públicas como quedó demostrado en la pandemia, debe tener vicepresidencias ejecutivas, hospitales con directorios, y gerencias con criterios de productividad incorporando fundaciones en su financiamiento. Se debe orientar el gasto a la prevención y salud primaria con una fuerte alfabetización pública enfrentando los graves problemas de obesidad infantil, alcoholismo juvenil y salud mental entre otros. Asimismo se debe incorporar la tecnología como la ficha única universal, diagnóstico por imágenes y endoscopía entre otros. Es sustantivo profundizar el plan Ges y un seguro catastrófico universal en una política de salubridad pública moderna. El estatuto de los trabajadores de la salud que los proteja de las agresiones y de estabilidad laboral es otro eje de una política pública en salud. Hagamos un esfuerzo histórico entre todos para construir un sistema que otorgue acceso igualitario y oportuno a la salud y sea un orgullo para Chile.



Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial

Santiago, abril 21,2023

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