martes, 2 de diciembre de 2025

La salud, el gran ausente del debate presidencial

Jaime Mañalich Muxi
Ex ministro de Salud

Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial (FEN, Universidad de Chile)


En plena campaña presidencial, cuando la ciudadanía exige soluciones concretas en seguridad, migración y empleo, hay un tema que brilla por su ausencia: la salud. Y no por falta de urgencia. Chile atraviesa una de las crisis sanitarias más profundas de las últimas décadas, fruto de políticas erradas, estructuras anacrónicas y un sistema de seguridad social diseñado para un país que ya no existe.

A ello se suma un fenómeno preocupante: gremios con poder de veto capaces de bloquear reformas necesarias, y una confusión conceptual persistente entre “salud” —bienestar integral— y “medicina”, cuyo foco es curar. La salud moderna requiere equipos multidisciplinarios, desde médicos, enfermeras y matronas, hasta ingenieros, arquitectos y economistas. Sin embargo, hemos permitido que voluntarismos, dogmatismos y liderazgos autorreferentes nos conduzcan a un escenario crítico.

El cambio de gobierno abre una oportunidad que no podemos desperdiciar. En salud conviven dos actores que deben ser aliados y no adversarios: los pacientes, que deben estar al centro, y los trabajadores del sistema, que lo sostienen día a día. Sin una alianza entre ambos, cualquier reforma está condenada al fracaso.


1. La decisión que ninguna campaña quiere enfrentar

La piedra angular de una reforma real es una definición simple y, al mismo tiempo, políticamente incómoda:
¿Seguiremos con un seguro único estatal que “posee” a los pacientes, o permitiremos que las personas elijan libremente entre seguros públicos y privados?

Esta no es una discusión ideológica; es una discusión sobre dignidad, libertad y eficiencia. El rol del Estado debe centrarse en subsidiar directamente a las personas, para que elijan el seguro que mejor responda a sus necesidades. Esa sola medida mejora la asignación de recursos y reduce inequidades.


2. Un Estado en salud del siglo XXI

La estructura sanitaria pública requiere una modernización profunda. No es posible gestionar un sistema complejo con un Ministerio diseñado para la realidad de 1960. Se necesita una orgánica moderna, con vicepresidencias ejecutivas y un ministro apoyado por un consejo multidisciplinario, capaz de pensar estratégicamente.

Los hospitales deben migrar hacia gobiernos corporativos profesionales, con gerencias capaces de atraer inversión privada y filantrópica, transparentar resultados y generar incentivos para mejorar productividad. Concesionar la red hospitalaria no es un dogma, es una herramienta. Sin incentivos adecuados, ningún sistema mejora.

Además, la ficha clínica digital interoperable es urgente. No es un lujo tecnológico: es una vía rápida para reducir listas de espera, optimizar pabellones y gestionar cirugías en tiempo real. A esto se suma la necesidad impostergable de un sistema independiente de evaluación de licencias médicas.


3. La prevención: el frente donde Chile sigue perdiendo

La mayor parte de los problemas sanitarios no nace en los hospitales, sino en la ausencia de educación y prevención. La medicina china lo entendió hace siglos: lo eficaz es actuar antes de que la enfermedad aparezca.

Chile necesita construir una Red Preventiva Nacional, que integre Cesfam, mutualidades y hospitales, apoyada por tecnología diagnóstica —mamografías, colonoscopías, ecografías— y por equipos de salud familiar, nutrición, salud mental, deporte y salud bucal. La prevención no puede seguir siendo el eslogan de siempre: debe ser el centro del modelo.


4. Un seguro catastrófico universal

Para enfermedades de alto costo, la respuesta debe ser simple y solidaria: un seguro catastrófico universal y obligatorio, que proteja a todas las personas sin distinción.


5. Cuidar a quienes nos cuidan

La violencia contra trabajadores de la salud sigue aumentando. Urge un programa robusto que fortalezca la carrera funcionaria y proteja efectivamente a quienes sostienen el sistema. Sin ellos, no hay reforma posible.


Chile lleva años estancado. La salud no puede seguir ausente del debate presidencial ni de la agenda pública. Modernizar el sistema no es una opción técnica: es un imperativo moral y una condición para el desarrollo.

Chile es un gran país. Merece un sistema de salud a su altura.


Santiago, 1 de diciembre de 2025



Columna publicada en El Mercurio el 3 de diciembre del 2025
Link https://www.elmercurio.com/blogs/2025/12/03/129716/el-gran-ausente-del-debate.aspx



viernes, 28 de noviembre de 2025

“¡Esta no me la va a ganar!”: Una Reflexión sobre el Futuro de la Salud Pública en Chile

Jaime Calderón Riveros
Santiago, noviembre 28, 2025


La salud en Chile atraviesa un momento crítico, marcado por un sistema público que sigue enfrentando profundas dificultades. La propuesta del actual Gobierno de un monopolio estatal sobre el seguro de salud, y su impulso hacia una “salud igualitaria para todos” a través de un sistema único, ha chocado con la realidad de un país con una infraestructura mixta: un fuerte sector privado, seguros complementarios, hospitales públicos colapsados, y una clase política que parece carecer de liderazgo. La falta de una visión a largo plazo está generando un sistema de salud que no solo es ineficiente, sino también peligroso para los pacientes. Hay variedad de caminos para el mismo objetivo.

El resultado es claro: millones de pacientes en listas de espera, más de quince mil pacientes oncológicos con tratamientos postergados, miles de cirugías aplazadas y un promedio alarmante de treinta mil muertes anuales. Sin embargo, el tema de la salud sigue ausente de los debates presidenciales, y la crisis sigue sin ser abordada con la seriedad que merece. Frente a este panorama, me siento en la obligación de presentar una propuesta constructiva que, desde una actitud positiva y realista, plantee soluciones concretas.


1. El Modelo de Salud: ¿Monopolio Estatal o Competencia Abierta?

Uno de los grandes temas del debate actual es si debemos permitir que el Estado se convierta en el único proveedor de salud, eliminando la opción de seguros privados. Aunque la “salud igualitaria” es una meta noble, la realidad en Chile exige un sistema que combine lo público y lo privado para maximizar recursos y mejorar el acceso.

La clave es fomentar la competencia a través de un sistema de seguros complementarios. En lugar de imponer un monopolio estatal, debemos ofrecer subsidios directos a las personas según su nivel de ingresos, lo que les permitiría elegir el seguro que mejor se adapte a sus necesidades. Este modelo también promovería la participación de las empresas y las cajas de compensación, ampliando las opciones de cobertura.


2. La Modernización del Estado: Una Necesidad Urgente

La promesa de modernizar el sistema de salud ha sido una constante, pero los avances concretos han sido limitados. Los gremios de la salud, a menudo con poder político significativo, se oponen a cualquier reforma que perciban como una invasión de sus prerrogativas. Sin embargo, la solución no es retroceder ante la resistencia, sino entender que la salud es un esfuerzo multidisciplinario, que no solo involucra a médicos, sino también a enfermeras, arquitectos, economistas y otros profesionales.

Para avanzar, propongo los siguientes cambios estructurales:
  • Crear un ministerio de salud con una estructura orgánica clara, con vicepresidencias ejecutivas y una comisión de expertos multidisciplinarios.
  • Digitalizar toda la red de salud, con una ficha única universal interoperable, que incorpore tecnologías emergentes. Licencias médicas independientes.
  • Concesionar los hospitales públicos bajo gobiernos corporativos y con gerencias profesionales, para garantizar la eficiencia y transparencia.
  • Racionalizar el sistema de compras públicas, de modo que se optimicen los recursos. Transparentar financiamiento sociedades científicas.


3. Educación y Prevención: El Camino hacia una Salud Proactiva

Uno de los pilares fundamentales para mejorar la salud pública en Chile es la educación sanitaria y la prevención. No basta con tratar enfermedades; debemos prevenirlas desde sus primeras etapas. Esto implica promover programas de salud preventiva en todos los niveles, desde los centros de salud familiar hasta las mutualidades y cajas de compensación.

Es urgente implementar medidas como:
  • La promoción de la salud bucal y mental.
  • La prevención de enfermedades crónicas, como la obesidad infantil y el alcoholismo juvenil.
  • Fomentar la actividad deportiva como una herramienta de salud pública.
  • Introducir el servicio militar social remunerado, como un medio para educar y formar hábitos saludables.


4. Capacitación y Formación de los Profesionales de Salud

La formación de los profesionales de la salud debe ser una prioridad nacional. Esto no solo incluye a médicos, sino también a todos los actores involucrados en el cuidado de la salud, como enfermeras, técnicos biomédicos y personal administrativo. La capacitación continua es clave, especialmente en el uso de nuevas tecnologías.

Es fundamental que los decanos de las facultades de medicina trabajen junto con las autoridades sanitarias para garantizar que los programas de formación estén alineados con las necesidades del sistema de salud. Además, debemos asegurar una distribución equitativa de los campus clínicos y fortalecer la formación en áreas rurales y regiones con menos acceso a la salud.


5. Red Hospitalaria Domiciliaria: Un Modelo Innovador

La expansión de la red hospitalaria domiciliaria es una estrategia que no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también optimiza el uso de los recursos hospitalarios. Fomentar este modelo puede liberar camas en los hospitales y reducir la presión sobre el sistema, al mismo tiempo que se ofrece un trato más personalizado y cercano a los pacientes.


6. La Carrera funcionaria: Mejorar las Condiciones de los Trabajadores de la Salud

Es urgente mejorar las condiciones laborales de los profesionales de la salud, tanto en términos salariales como en cuanto a la seguridad en el trabajo. La violencia contra los trabajadores de salud es una realidad innegable, por lo que debemos elevar las penas para los agresores. Además, se debe fomentar la participación de los profesionales en la toma de decisiones sobre la gestión de los hospitales, incentivando la productividad mediante modelos de gobiernos corporativos.


7. Seguro Universal Catastrófico: Protegiendo a las Familias

Uno de los mayores riesgos en el sistema de salud es la falta de protección frente a enfermedades de alto costo. Un seguro universal catastrófico, que cubra enfermedades raras y tratamientos extremadamente costosos, sería un avance importante en la protección social. Este tipo de seguro no se resuelve con marchas ni con discursos, sino con una política de Estado seria y estructurada.


Un Futuro Mejor para la Salud en Chile

El sistema de salud que heredará el próximo gobierno estará plagado de desafíos, pero también de oportunidades. La clave para superarlos está en poner a las personas en el centro de todas las políticas públicas, con un enfoque en la prevención, la educación y la eficiencia. Chile merece un sistema de salud más justo, más moderno y accesible. No podemos seguir estancados en un sistema de seguridad social obsoleto. Los obstáculos son grandes, pero no insuperables. Y como bien dijo una paciente oncológica, “¡esta no me la va a ganar!”


(1) “Esta no me la va a ganar” es el comentario de un paciente oncológico sencillo operado en un hospital público entrando a una radioterapia.




Artículo publicado en El Libero de domingo 30 de noviembre del 2025
Link https://ellibero.cl/tribuna/esta-no-me-la-va-a-ganar-una-reflexion-sobre-el-futuro-de-la-salud-publica-en-chile/

jueves, 20 de noviembre de 2025

En nombre de Dios y de la ciencia

Por Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial (FEN – U. de Chile)

“En nombre de Dios y de la ciencia”, me respondió un distinguido médico cuando le señalé un grave error técnico en una decisión de salud. Su reacción resume un problema profundo: durante décadas, la improvisación, el voluntarismo, las presiones gremiales y el peso de ciertas personalidades han dominado un sector que exige rigor, evidencia y gestión moderna. Las consecuencias están a la vista: millones de personas en listas de espera, miles de cirugías postergadas y más de quince mil pacientes oncológicos sin atención oportuna. Paradójicamente, estudios recientes muestran que el sector privado, con la mitad de los recursos, atiende un número similar de pacientes. Todo esto mientras el presupuesto público en salud se ha duplicado en diez años, síntoma evidente de un enfermo mal diagnosticado.

No responsabilicemos a médicos ni trabajadores de la salud. Su labor, muchas veces heroica, merece el más alto reconocimiento. El problema es sistémico: una institucionalidad rígida, un enfoque de salud pública que no incorporó avances tecnológicos, administrativos ni económicos, y una confusión conceptual persistente. Salud no es lo mismo que medicina: la primera es equilibrio y prevención; la segunda, la ciencia de curar. Resolver esta crisis requiere arquitectos, ingenieros, economistas, enfermeras, matronas, médicos y muchos otros profesionales trabajando de manera integrada.

Tampoco hubo liderazgo ni coraje político para detener ni acusar a los jueces por la inconstitucional resolución de la Tercera Sala de la Corte Suprema, que según el Observatorio Judicial constituye una grave alteración del orden democrático al reinterpretar la ley. Esta crisis se incubó por años: la falta de corrección oportuna del mecanismo de reajustabilidad del sistema privado en los 2000, advertido en su momento por ministros de la Corte; la resolución del Tribunal Constitucional de 2010 que terminó por judicializar el sistema y el traspasar del problema al Ejecutivo. Todo ello derivó en la crisis integral que hoy enfrentamos.

Pero no hay noche que no termine en amanecer. La crisis actual debe invitarnos a reflexionar. Todos queremos un sistema de salud mejor para Chile, más allá de las diferencias políticas. Y para avanzar, debemos enfrentar tres debates fundamentales.


1. El sistema debe poner al paciente en el centro

El juramento hipocrático es claro: “La salud de mis pacientes será la prioridad de mi trabajo.” Sin embargo, ese espíritu se ha ido perdiendo. Hoy la discusión se concentra en si debemos avanzar hacia un seguro único estatal —como propone el actual gobierno, con un monopolio público y el sector privado relegado a un “segundo piso”— o hacia un modelo donde los pacientes elijan libremente a su prestador, público o privado.

Algunos economistas defienden el seguro único como mecanismo de racionalización del gasto. Pero surge una pregunta esencial: ¿puede un burócrata asignar recursos mejor que las propias personas? La libre elección, por sí misma, tiende a generar una asignación más eficiente.

La alternativa es subsidiar directamente al paciente, permitiéndole decidir dónde atenderse. Éste es el primer nudo que debemos desatar.


2. Modernizar el Estado: un desafío postergado por décadas

Aunque la modernización del sector público ha sido ampliamente estudiada, el área de salud suele quedar fuera por su complejidad, pese a ser una de las más costosas junto con educación. Intentos como el Informe Caldera, liderado por el exministro Carlos Massad, fueron sistemáticamente bloqueados por gremios que se oponen a cualquier cambio.

Sobran ejemplos: la paralización del programa de concesiones, que junto con el plan AUGE durante el gobierno del expresidente Lagos habría significado un avance relevante y cuya detención retrasó proyectos emblemáticos —como el Hospital Salvador— por más de diez años, por razones estrictamente ideológicas. La oposición del Colegio Médico a la fiscalización de licencias médicas, semanas antes de que la Contraloría revelara un fraude masivo —incluido un médico con más de 21 mil licencias—. La decisión de instalar en Providencia una sede del Hospital Félix Bulnes, con altos costos de traslado de pacientes y personal. O hospitales multimillonarios aprobados por dos ministerios que hoy no cumplen normas básicas de arquitectura hospitalaria.

Modernizar exige decisiones estructurales: reformar el Ministerio con una visión macro respaldada por una comisión multidisciplinaria; concesionar la red hospitalaria; implementar ficha clínica única y licencias médicas digitales mediante concesiones; corregir el sistema de compras públicas —hoy con severos sobregastos—; profesionalizar la gestión con directorios corporativos; y permitir que los hospitales capten inversión privada y donaciones.


3. Educación sanitaria y prevención: la salud no está en el hospital

La salud se construye en el entorno, no en el hospital. Por ello, urge un Plan Nacional Preventivo que integre el trabajo de mutualidades, centros de salud familiar y la red hospitalaria, con recursos dirigidos a reforzar la medicina familiar.

Chile necesita políticas sólidas en nutrición, actividad física, salud mental, salud bucal y una legislación más estricta sobre alimentos. Debemos también prepararnos para el gran desafío demográfico: el rápido envejecimiento de la población.

Y debemos cuidar a quienes cuidan. Se requieren políticas claras de protección para los trabajadores de la salud, fortalecer la carrera funcionaria y establecer mecanismos efectivos contra las agresiones.

Finalmente, un seguro universal catastrófico debe proteger a las familias frente a enfermedades graves, bajo un sistema solidario que evite la ruina financiera por razones de salud.


Un diagnóstico claro para un futuro posible

La crisis sanitaria que vivimos es resultado de un diagnóstico errado durante años, marcado por dogmas, improvisación y gestión desvinculada de la evidencia. Pero salir de esta crisis es posible si logramos un acuerdo amplio, con políticas públicas centradas en el paciente y no en ideologías o intereses corporativos.

Chile merece un sistema de salud digno, moderno y eficiente. Las soluciones existen; lo que falta es voluntad y liderazgo político para implementarlas.


Santiago, 20 de noviembre de 2025


Mail: jcalderonr@fen.uchile.cl WhatsApp +56 9 98797195



Artículo publicado en El Mostrador el domingo 23 de noviembre de 2025

viernes, 24 de octubre de 2025

REFORMA DE SALUD: CORAJE Y GENEROSIDAD

El sistema de salud debe ocupar un lugar importante en el debate público. No basta con deseos inalcanzables ni promesas de corto aliento haciendo más de lo mismo. Se requiere una transformación profunda que inevitablemente trascenderá los ciclos políticos.

El diagnóstico es inequívoco: el sistema de salud chileno necesita una reforma estructural que valore los derechos de los pacientes. En primer lugar, es imperativo avanzar hacia un modelo de colaboración público-privada que garantice el derecho a elegir libremente el sistema de aseguramiento con un financiamiento mixto que asegure acceso igualitario, oportuno y de calidad. Fonasa debe evolucionar hacia un gran asegurador nacional abierto a delegar funciones, a mutualizar riesgos con aseguradores e Isapres y promover eficiencia y libre elección.

En segundo lugar, resulta esencial la modernización del Estado en gobernanza, gestión y tecnología. No es aceptable que, pese a un aumento del 400% real del gasto público en las últimas dos décadas, persistan listas de espera, retrasos en tratamientos críticos como el cáncer y una infraestructura hospitalaria subutilizada. La planificación sanitaria debe considerar tanto la inversión inicial, como los costos operacionales de los establecimientos hospitalarios y ambulatorios, más allá de la construcción de nuevos recintos sin evaluación rigurosa. Casos como los hospitales Rengo, Melipilla, Institutos de Neurología y del Cáncer, Del Salvador, Antofagasta, entre varios otros con retrasos manifiestos son un llamado de atención que no puede ignorarse.

En tercer lugar, la excesiva dependencia de los hospitales al MINSAL, la politización de los gremios y la falta de gestión deben abordarse con una nueva visión estratégica, multidisciplinaria y respaldada por un marco jurídico moderno. Es imperioso concesionar la gestión de redes hospitalarias y ambulatorias y mejorar las compras públicas, junto a un robusto servicio de telemedicina y un sistema informático interoperable. Asimismo, aquellos establecimientos que mantengan administración estatal deberán contar con directorios profesionales responsables de rendir cuentas, innovar y atraer inversión. En materia de licencias médicas se deberán establecer nuevas normas que desestimulen su uso, involucren al empleador y fortalezcan la institucionalidad del COMPIN con obligaciones de rendición de cuenta pública del gasto en ese beneficio social.

En cuarto lugar, la prevención y la educación sanitaria debe convertirse en uno de los pilares del sistema, aunque su implementación requiere indefectiblemente un desarrollo simultáneo de la gestión hospitalaria. Proponemos la creación de un sistema nacional preventivo, articulado con otros ministerios (Educación, Transportes y Economía), municipalidades, mutualidades y hospitales, que enfrente desafíos como la obesidad infantil, el síndrome la drogadicción, accidentes del tránsito, la salud mental y bucal, especialmente en los sectores más vulnerables.

No menos importante es avanzar hacia un nuevo estatuto del trabajador sanitario, que promueva el desarrollo profesional, reconozca el mérito y proteja a los funcionarios de agresiones, aunque asimilado al Código del Trabajo.

En suma, el próximo gobierno deberá garantizar la libertad de elección en salud de sistemas que combinen cobertura universal, protección financiera y equidad, con propuestas de salud basadas en el rigor técnico y económico. No se trata de ideología, sino de coraje y generosidad: coraje para enfrentar a quienes por años han defendido el statu quo y los intereses corporativos, y generosidad para impulsar reformas cuyos frutos serán cosechados por gobiernos venideros.


Rafael Caviedes Duprà. Ex director de Fonasa. Máster en Economía (U. de Navarra)
Jaime Calderón Riveros Ingeniero Comercial (Fen U de Chile)



Madrid/Santiago, octubre 24, 2025



Columna de El Mercurio del lunes 10 de noviembre del 2025
Link https://www.elmercurio.com/blogs/2025/11/10/129245/reforma-de-salud-coraje.aspx



jueves, 16 de octubre de 2025

SALUD Y SANIDAD: MÁS QUE UN ESLOGAN

Jaime Calderón R.
Rafael Caviedes D.


La salud debe ser reconocida como un derecho fundamental y abordada como política de Estado más allá de coyunturas partidarias.


La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no únicamente la ausencia de enfermedad. Se trata de un concepto dinámico, complejo y multifactorial, influido por determinantes biológicos, sociales, ambientales y conductuales. En cambio, la sanidad corresponde al conjunto de servicios, instituciones y políticas públicas orientadas a garantizar el acceso a las prestaciones médicas, preservar y mejorar la salud de la población. Incluye la atención primaria, hospitales, campañas de prevención, regulación sanitaria y vigilancia epidemiológica.

En Chile, como en muchos países, ambos conceptos se suelen mezclar. Esta confusión lleva a reducir la sanidad a una cuestión exclusivamente médica, ignorando su carácter interdisciplinario. El sistema sanitario involucra no solo a profesionales clínicos (médicos, enfermeras, matronas), sino también a economistas, ingenieros, arquitectos, gestores y otros actores que contribuyen al diseño, implementación y evaluación de políticas sanitarias.

Es fundamental comprender que la salud no depende exclusivamente de la infraestructura hospitalaria ni del número de funcionarios. Su construcción responde a múltiples determinantes: condicionantes socioeconómicos, antecedentes genéticos, estilos de vida, entorno físico y acceso efectivo a servicios de prevención, promoción y atención integral. La medicina familiar, la educación sanitaria y la promoción de hábitos saludables son pilares esenciales en este enfoque.


Indicadores Críticos de Salud en Chile

La situación epidemiológica nacional refleja desafíos estructurales. La obesidad afecta al 42% de la población, evidenciando fallas en políticas de alimentación y actividad física. El consumo nocivo de alcohol alcanza al 42% de los adultos, con un 26% de prevalencia entre jóvenes de 18 a 24 años. El envejecimiento poblacional plantea exigencias crecientes al sistema, especialmente en enfermedades crónicas como el cáncer y neuropsiquiátricas, pues contribuyen al deterioro de los años de vida ajustados por discapacidad. La salud bucal, históricamente relegada, continúa siendo una deuda sanitaria con impacto directo en la calidad de vida. Asimismo, debe abordarse el sobre uso del reposo médico, el que duplica las tasas de uso al comienzo de este siglo.

Estos datos confirman que la salud debe abordarse desde una perspectiva integral, superando el enfoque curativo y reconociendo su dimensión social, económica, preventiva y comunitaria.


Sistema Mixto: Tensiones y Oportunidades**

Chile opera bajo un modelo mixto de provisión de servicios de salud muy imperfecto. Si bien, el sistema privado atiende el 47% de las prestaciones (con solo el 20% de las camas) estas se financian principalmente mediante gasto directo de los usuarios o seguros voluntarios. De hecho, Chile es uno de los países de la OCDE con mayor gasto de bolsillo. Esta segmentación se explica, en parte, por una asignación arbitraria e ineficiente de los subsidios fiscales, puesto que se dirigen solo a la oferta institucional pública y no a las personas como debería ser, ajustados por riesgo y capacidad de pago.

Ello queda ampliamente demostrado pues, a pesar del importante incremento presupuestario del sector público en los últimos 25 años, la baja productividad y subutilización de infraestructura crítica -como pabellones quirúrgicos- ha limitado la capacidad resolutiva del sistema público. Según la Comisión Nacional de Productividad, una gestión más eficiente hubiese permitido reducir significativamente las listas de espera.


Modernización del Estado: Una Necesidad Estratégica**

La transformación del sistema de salud requiere una modernización institucional profunda. Este proceso ha sido obstaculizado por estructuras de cogobierno gremial que dificultan la implementación de reformas. No obstante, muchas experiencias internacionales exitosas como la colaboración público-privada y la transformación digital en hospitales públicos demuestran que es posible caminar hacia modelos más eficientes.

Es imprescindible crear un Ministerio de Salud con enfoque técnico, visión estratégica y asesoría multidisciplinaria. Por su parte, la gestión hospitalaria debe independizarse de la captura política de los gobiernos de turno, profesionalizarse mediante un marco jurídico adecuado, directorios técnicos, orientados por criterios clínicos, de ingeniería sanitaria y de innovación continua, alejados de interferencias políticas.

La reforma del Estatuto Administrativo y Municipal, junto con la modernización del modelo de gestión financiera, son condiciones necesarias. Asimismo, la tecnología actual hace posible implementar la interoperabilidad de la historia clínica única. Del mismo modo, se debe avanzar en la creación de un nuevo seguro de licencias médicas, con administración y financiamiento independiente al de salud, totalmente digital y controlado mediante IA. Finalmente, se debe fomentar la inversión privada pero no sólo mediante concesiones de infraestructura, sino que se debe progresar en las concesiones de gestión clínica “de bata blanca” con esquemas basados en pagos capitados y resultados clínicos según calidad y oportunidad, que garanticen la equidad en el acceso y promuevan la innovación, la competencia y el servicio al paciente.


Prevención: Pilar de la Salud Pública

La prevención debe constituir el eje central de toda política sanitaria. Para ello, es prioritario fortalecer los Centros de Salud Familiar como puerta de entrada al sistema, integrarlos con la red hospitalaria y desarrollar un Sistema Nacional de Salud Preventiva. En comunas, donde sea pertinente, también se deben considerar las concesiones de atención primaria, para mejorar la cobertura, la innovación y la eficiencia.

La educación sanitaria debe institucionalizarse como política pública. Programas de medicina familiar, del adulto mayor, nutrición, salud mental y actividad física deben formar parte de una estrategia nacional articulada. La creación de centros especializados en salud mental es urgente ante el aumento sostenido de patologías neuropsiquiátricas.


Hacia un Sistema Universal y Oportuno

La equidad en el acceso a servicios de salud debe ser el principio rector. Esto implica transitar hacia un sistema de seguros universales, con libertad de elección entre seguros públicos y privados, y subsidios estatales ajustados por riesgo e ingreso. La implementación de un seguro catastrófico obligatorio, de nuevas formas de concesiones de gestión, un nuevo marco jurídico para la administración financiera de los establecimientos de salud y un estatuto especial, flexible, similar a las leyes laborales para los trabajadores sanitarios del SNSS y municipales, son medidas claves para garantizar justicia sanitaria.

La salud debe ser reconocida como un derecho fundamental y abordada como política de Estado, más allá de coyunturas partidarias. Un sistema centrado en la persona, basado en la prevención y en la gestión eficiente de recursos, es esencial para garantizar el bienestar de la población.




Rafael Caviedes Duprà                                              Jaime Calderón Riveros
Master Economía U. Navarra                          Ingeniero Comercial (Fen U. de Chile)





Artículo publicado en El Libero el domingo 19 de octubre del 2025 

miércoles, 24 de septiembre de 2025

Los nudos de la salud en Chile

Por Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial (FEN – Universidad de Chile)

La situación del sistema de salud en Chile es dramática. Millones de pacientes se encuentran en listas de espera, miles de cirugías han sido postergadas, y más de quince mil personas con cáncer ven sus tratamientos dilatados. Esto, a pesar de que el gasto público en salud se ha duplicado en términos reales durante la última década, según datos de la Dirección de Presupuestos.

El sistema enfrenta un colapso funcional que el próximo gobierno deberá abordar con urgencia y decisión. Hay cinco grandes nudos que deben resolverse para modernizar la salud pública y orientarla hacia el ciudadano.


1. El paciente en el centro del sistema

Toda política pública en salud debe tener como eje al paciente, quien debe poder elegir libremente el seguro en el que desea atenderse. Sin embargo, esta visión choca con una concepción antigua que promueve el monopolio del Estado en la atención, limitando la libertad de elección y, en muchos casos, provocando un uso ineficiente de los recursos.


2. Modernización del Estado en salud

Modernizar el Estado ha sido una consigna repetida pero poco ejecutada, especialmente en el sector salud, donde los gremios ejercen una fuerte resistencia. Esta transformación tiene varias dimensiones:
  • Visión interdisciplinaria: La salud no es solo medicina, sino también prevención, gestión, tecnología y planificación. Se requiere una autoridad sanitaria con una mirada amplia, apoyada por un comité consultivo de expertos en medicina, epidemiología, enfermería, economía, arquitectura hospitalaria e ingeniería (faltan los Edgardo Boeninger, Carlos Massad, Ricardo Lagos en salud)
  • Transformación digital: Es urgente implementar una ficha clínica única, universal y digital; un sistema de control transparente de listas de espera; y una plataforma electrónica independiente para las licencias médicas. Este ambicioso proyecto debe desarrollarse mediante concesiones que incorporen inversión privada.
  • Reorganización institucional: El Ministerio de Salud necesita una estructura moderna, con vicepresidencias ejecutivas especializadas en áreas clave como prevención, desarrollo de enfermedades, arquitectura sanitaria y gestión hospitalaria. Los hospitales deben operar como unidades económicas con directorios corporativos y gerencias profesionales, orientadas a la productividad y eficiencia.
  • Formación y distribución de capital humano: La capacitación en nuevas tecnologías y ciencias de la salud, así como la gestión de campus clínicos, debe ser una política de Estado desarrollada en conjunto con las Facultades de Medicina. Las sociedades científicas deben enfocarse en su rol académico y evitar vínculos económicos con proveedores.
Lamentablemente, soy escéptico respecto a los avances en esta área, considerando experiencias pasadas como los diez años que tardó la implementación de la tabla única de factores tras el fallo del Tribunal Constitucional en 2010, o la resistencia gremial al “Informe Caldera” del exministro Carlos Massad que modernizaba el sector. Más recientemente, el Colegio Médico se opuso a la fiscalización poco antes de revelarse un millonario fraude por parte de la Contraloría.


3. Prevención como pilar del sistema

Es imperativo desarrollar un gran plan nacional preventivo en salud, que articule la red hospitalaria, los CESFAM y las mutualidades. Debemos tomar el ejemplo de culturas milenarias como la china, que enseñan a “actuar antes de que la enfermedad aparezca”. Exámenes como diagnóstico por imágenes, mamografías, colonoscopias y ecografías deben estar integrados al sistema de manera sistemática. Problemas como la obesidad infantil, el alcoholismo juvenil, la salud bucal y la salud mental requieren una estrategia estructural y preventiva ¿Es el servicio militar social remunerado una herramienta del Estado para enfrentar el grave problema de la drogadicción y alcoholismo juvenil?


4. Protección al personal de salud

El personal sanitario merece seguridad laboral y una carrera funcionaria clara. Se necesita con urgencia un Estatuto de los Trabajadores de la Salud que garantice derechos, estabilidad e incentivos para el desarrollo profesional, fortaleciendo así uno de los pilares del sistema.


5. Seguro catastrófico obligatorio

Finalmente, se debe establecer un seguro único catastrófico obligatorio que proteja a las familias ante enfermedades de alto costo, que muchas veces significan la ruina económica tras una vida de trabajo. Esta medida, enmarcada en los principios de la seguridad social, debe basarse en la solidaridad más que en la confrontación o en las protestas, por más justificadas que sean.


El sistema de salud es complejo, diverso y profundamente humano. Afecta directamente la vida de las personas y, por tanto, debe ser tratado con altura de miras. Resulta inaceptable que, en pleno siglo XXI, no sepamos con certeza cuántos pacientes esperan atención, que las licencias médicas estén sumidas en el desorden y fraude, o que se use la salud como trampolín político.

Es hora de actuar con generosidad, visión de futuro y responsabilidad. La salud de Chile no puede seguir esperando.



Santiago, setiembre 24, 2025



Artículo publicado en El Libero el domingo 28 de setiembre del 2025
Link Los nudos de la salud en Chile - El Líbero

lunes, 4 de agosto de 2025

Concesiones en Salud: El Rol de la Ingeniería en la Modernización del Estado

Jaime Calderón Riveros (Ingeniero Comercial Fen U de Chile)
Santiago, agosto 4, 2025


El sistema de concesiones ha sido un motor clave en la modernización de Chile, permitiendo el desarrollo de infraestructura estratégica en diversas áreas como autopistas, puertos, cárceles, salud. Esta política pública comenzó en 1993, bajo la gestión del entonces ministro de Obras Públicas Ricardo Lagos Escobar, y alcanzó su mayor impulso durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994–2000). A través de este modelo, el Estado licita a privados la construcción, operación y mantenimiento de obras públicas a cambio de una tarifa, todo en el marco de contratos de largo plazo.

Este sistema ha permitido implementar soluciones eficientes en contextos donde el Estado no dispone de los recursos suficientes para ejecutar proyectos directamente. Basta imaginar el impacto que habría tenido el crecimiento del parque automotor sin la red de autopistas urbanas concesionadas. Entre 1993 y 2022, se adjudicaron más de 100 contratos por un total de 27 mil millones de dólares, de los cuales el 75% se destinó a autopistas, y solo un 10% al ámbito hospitalario. Para el período 2024–2028, el Ministerio de Obras Públicas proyecta licitar 24 nuevos proyectos por un valor estimado de 17,6 mil millones de dólares. Hoy, el sistema de concesiones representa el 0,3% del PIB, incentivando fuertemente la inversión privada.


Concesiones en Salud: Un Aporte Decisivo

La incorporación del modelo de concesiones al sector salud ha sido más compleja y controversial. Un ejemplo paradigmático es el Hospital del Salvador, cuya concesión estuvo lista para firmarse al final del gobierno de Ricardo Lagos, pero fue detenida por la administración siguiente debido a la presión de gremios del sector y razones ideológicas. Este retraso implicó más de una década de demora; actualmente, se espera que el hospital entre en funcionamiento recién en 2026.

En 2009, se lanzó un ambicioso plan de concesiones hospitalarias por U$ 900 millones de dólares, incluyendo al Hospital del Salvador, el Hospital Sótero del Río y el Hospital Félix Bulnes. Desde entonces, se han sumado nuevos proyectos, y hoy existen 18 hospitales concesionados en ejecución, los cuales representan aproximadamente el 10% de las camas del sistema hospitalario nacional.

Según informes del Ministerio de Salud y del Ministerio de Obras Públicas, estos hospitales han costado hasta un 30% menos que los construidos mediante métodos tradicionales. Por ejemplo, el Hospital de Maipú tuvo un costo de 46,1 UF/m² y el del Salvador, 40 UF/m², comparado con los 58,5 UF/m² de construcciones públicas convencionales. Asimismo, presentan un 13% de menores costos totales y un 12% de reducción en los tiempos de ejecución.

A pesar de estos beneficios, el 80% de los proyectos ha sufrido retrasos, principalmente por problemas de diseño y coordinación entre el MINSAL y el MOP.


Desafíos y Mejora del Sistema de Concesiones en Salud

El principal desafío es comprender que la salud pública es un ámbito multidisciplinario. A menudo se confunde con la medicina —enfocada en sanar—, pero la salud es mucho más: implica el equilibrio orgánico y la prevención, y requiere la participación de médicos, enfermeras, arquitectos, ingenieros, economistas y otros profesionales. Esta diversidad de actores es una de las causas de la descoordinación institucional que afecta los proyectos concesionados.

Además, existe una resistencia histórica por parte de los gremios de la salud. Algunos sectores, inspirados en la escuela de salubridad pública de los años 50, consideran que el Estado debe no solo financiar, sino también proveer directamente los servicios. Desde esta perspectiva, se cuestiona que el paciente pueda elegir libremente a qué sistema de salud afiliarse, limitando la apertura a modelos mixtos.

Otro punto crítico es la falta de coordinación técnica. Las especificaciones para el equipamiento médico —a menudo copiadas de catálogos sin mayor análisis— generan sobrecostos y distorsiones. No es raro encontrar equipos de alto valor almacenados durante años en bodegas hospitalarias porque no se consideró su instalación, operación o mantención. Aquí, el rol de la ingeniería y la arquitectura hospitalaria es fundamental, no solo en el diseño físico, sino en la planificación estratégica de la red asistencial.


Hacia Nuevas Concesiones en Salud: Un Proyecto Informático Nacional

En pleno siglo XXI, resulta inaceptable que Chile no cuente con una base de datos precisa de pacientes en listas de espera. Casos como el fraude en licencias médicas o la falta de una ficha médica electrónica universal exponen un sistema que requiere urgente modernización.

Proponemos un proyecto informático nacional que digitalice y conecte todos los niveles del sistema de salud, integrando exámenes, diagnósticos e historiales clínicos en una sola plataforma interoperable. Este proyecto —el más ambicioso en décadas— podría ser desarrollado mediante concesiones, incorporando inversión privada y gestión eficiente.


Conclusión

El sistema de concesiones ha demostrado ser una herramienta efectiva para la modernización del país, y su aplicación al ámbito de la salud no debería ser la excepción. Si se superan las resistencias ideológicas y se mejora la coordinación interinstitucional, el potencial transformador de este modelo podría entregar un sistema de salud más eficiente, moderno y justo para todos los chilenos. La ingeniería, como disciplina integradora y resolutiva, tiene aquí un rol protagónico en el diseño del futuro.


Fuentes:
  • CPI: Cuenta Pública 2005–2022
  • Dirección General de Concesiones (COPSA): Informes Oficiales 1993–2002
  • Proyección cartera MOP 2024–2028 (Biblioteca)
  • Ministerio de Salud

Artículo publicado el El Libero el 27 de agosto de 2025
Link Concesiones en salud: ingeniería y modernización del Estado - El Líbero