Por Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial (FEN – Universidad de Chile)
La situación del sistema de salud en Chile es dramática. Millones de pacientes se encuentran en listas de espera, miles de cirugías han sido postergadas, y más de quince mil personas con cáncer ven sus tratamientos dilatados. Esto, a pesar de que el gasto público en salud se ha duplicado en términos reales durante la última década, según datos de la Dirección de Presupuestos.
El sistema enfrenta un colapso funcional que el próximo gobierno deberá abordar con urgencia y decisión. Hay cinco grandes nudos que deben resolverse para modernizar la salud pública y orientarla hacia el ciudadano.
1. El paciente en el centro del sistema
Toda política pública en salud debe tener como eje al paciente, quien debe poder elegir libremente el seguro en el que desea atenderse. Sin embargo, esta visión choca con una concepción antigua que promueve el monopolio del Estado en la atención, limitando la libertad de elección y, en muchos casos, provocando un uso ineficiente de los recursos.
2. Modernización del Estado en salud
Modernizar el Estado ha sido una consigna repetida pero poco ejecutada, especialmente en el sector salud, donde los gremios ejercen una fuerte resistencia. Esta transformación tiene varias dimensiones:
- Visión interdisciplinaria: La salud no es solo medicina, sino también prevención, gestión, tecnología y planificación. Se requiere una autoridad sanitaria con una mirada amplia, apoyada por un comité consultivo de expertos en medicina, epidemiología, enfermería, economía, arquitectura hospitalaria e ingeniería (faltan los Edgardo Boeninger, Carlos Massad, Ricardo Lagos en salud)
- Transformación digital: Es urgente implementar una ficha clínica única, universal y digital; un sistema de control transparente de listas de espera; y una plataforma electrónica independiente para las licencias médicas. Este ambicioso proyecto debe desarrollarse mediante concesiones que incorporen inversión privada.
- Reorganización institucional: El Ministerio de Salud necesita una estructura moderna, con vicepresidencias ejecutivas especializadas en áreas clave como prevención, desarrollo de enfermedades, arquitectura sanitaria y gestión hospitalaria. Los hospitales deben operar como unidades económicas con directorios corporativos y gerencias profesionales, orientadas a la productividad y eficiencia.
- Formación y distribución de capital humano: La capacitación en nuevas tecnologías y ciencias de la salud, así como la gestión de campus clínicos, debe ser una política de Estado desarrollada en conjunto con las Facultades de Medicina. Las sociedades científicas deben enfocarse en su rol académico y evitar vínculos económicos con proveedores.
Lamentablemente, soy escéptico respecto a los avances en esta área, considerando experiencias pasadas como los diez años que tardó la implementación de la tabla única de factores tras el fallo del Tribunal Constitucional en 2010, o la resistencia gremial al “Informe Caldera” del exministro Carlos Massad que modernizaba el sector. Más recientemente, el Colegio Médico se opuso a la fiscalización poco antes de revelarse un millonario fraude por parte de la Contraloría.
3. Prevención como pilar del sistema
Es imperativo desarrollar un gran plan nacional preventivo en salud, que articule la red hospitalaria, los CESFAM y las mutualidades. Debemos tomar el ejemplo de culturas milenarias como la china, que enseñan a “actuar antes de que la enfermedad aparezca”. Exámenes como diagnóstico por imágenes, mamografías, colonoscopias y ecografías deben estar integrados al sistema de manera sistemática. Problemas como la obesidad infantil, el alcoholismo juvenil, la salud bucal y la salud mental requieren una estrategia estructural y preventiva ¿Es el servicio militar social remunerado una herramienta del Estado para enfrentar el grave problema de la drogadicción y alcoholismo juvenil?
4. Protección al personal de salud
El personal sanitario merece seguridad laboral y una carrera funcionaria clara. Se necesita con urgencia un Estatuto de los Trabajadores de la Salud que garantice derechos, estabilidad e incentivos para el desarrollo profesional, fortaleciendo así uno de los pilares del sistema.
5. Seguro catastrófico obligatorio
Finalmente, se debe establecer un seguro único catastrófico obligatorio que proteja a las familias ante enfermedades de alto costo, que muchas veces significan la ruina económica tras una vida de trabajo. Esta medida, enmarcada en los principios de la seguridad social, debe basarse en la solidaridad más que en la confrontación o en las protestas, por más justificadas que sean.
El sistema de salud es complejo, diverso y profundamente humano. Afecta directamente la vida de las personas y, por tanto, debe ser tratado con altura de miras. Resulta inaceptable que, en pleno siglo XXI, no sepamos con certeza cuántos pacientes esperan atención, que las licencias médicas estén sumidas en el desorden y fraude, o que se use la salud como trampolín político.
Es hora de actuar con generosidad, visión de futuro y responsabilidad. La salud de Chile no puede seguir esperando.
Santiago, setiembre 24, 2025
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