viernes, 28 de febrero de 2020

Historia del Láser en Chile


Se define la palabra laser de la primeras palabras en inglés de “Light Amplification by Stimulated Emision of Radiation” es decir “amplificación de la luz por emisión estimulada de radiación”. Técnicamente el principio del láser es simple, cuyos aspectos teóricos fueron planteados por Einstein en 1918, consiste en activar átomos en un resonador óptico que tiene dos espejos uno de los cuales es parcialmente transparente que al ser activados continuamente emite una luz con características especiales: monocromático, coherente y colimado.  Como todo avance tecnológico sus aplicaciones comenzaron en el campo militar y posteriormente en la industria y la medicina.

Las primeras aplicaciones del láser en medicina están en el campo oftalmológico desde mediados de los 60 como fotocoagulador en tratar retinopatía diabética en Estados Unidos. En Chile se comenzó a usar esta tecnología en los años 80 en el campo oftalmológico en el Hospital Universitario J.J. Aguirre por el Dr. Juan Verdaguer (1934-2020), Premio Nacional de Medicina y en el Hospital de la Fuerza Aérea de Chile con equipos Coherent fabricados en Estados Unidos. En los 80 había enormes expectativas en el uso del láser de alta potencia en tratar tumores de cerebro por los neurocirujanos y se trajo un equipo francés de láser de CO2 a la Clínica Las Condes de Santiago que se usó por los neurocirujanos Dr. Luciano Basauri (Q.E.P.D.), Dr. Selim Concha, Presidente de la Sociedad de Medicina y Cirugía con Láser. Posteriormente llegaron los equipos israelíes fabricados por Sharplan de Tel Aviv. Pionero fue el Dr. Leonardo Mandujano (Q.E.P.D.), ginecólogo de Punta Arenas en la Clínica Imega de Punta Arenas (hoy Clínica Magallanes) donde se dictó el Primer Curso de Láser en CO2 por el Dr. Sergio Prado (Q.E.P.D.), otorrinolaringólogo en conjunto con la Universidad de Magallanes con aplicaciones en otorrinolaringología (laringe), ginecología (cuello cervical) y cirugía plástica (tumores).

Posteriormente estos equipos láser de CO2 fueron incorporados al Hospital Militar de Santiago con aplicaciones en otorrinolaringología, proctología, cirugía  Clínica Alemana de Santiago que trajo el primer láser de CO2 de alta potencia (80 watts) para aplicaciones neuroquirúrgicas y vasculares que además incorporó el primer aspirador ultrasónico de la especialidad para tratar tumores cerebrales. A mediados de los 80´s se organizó el Primer Congreso de Laser en Chile formándose la Sociedad Científica, con la visita del Dr.  Paul Ascher, destacado neurocirujano austríaco quien junto al Cirujano Plástico Isaac Kaplan (1919-2012) de Israel fueron los médicos inventores y pioneros en la introducción de esta tecnología de láser de CO2 en los pabellones quirúrgicos en el mundo. Este Congreso  fue trascendente en la introducción de esta tecnología en Chile.

Posteriormente a fines de los 80 y mediados de los 90 se incorporó en el Servicio de Oftalmología del Hospital Militar de Santiago un  fotocoagulador de retina Sharplan de Israel cuyo Jefe era el Dr. José Miguel Ried y el equipo era usado por médicos del Hospital del Salvador de Santiago encabezados por el Dr. José Espíldora  y su equipo. El primer proyecto público de un laser para retinopatía diabética fue desarrollado por el Dr. Sergio Morales, posteriormente Presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología, en el Hospital Barros Luco de Santiago con un equipo Sharplan de Israel y posteriormente el Hospital del Salvador con equipos americanos Coherent para retinopatía diabética y capsuloptomía posterior, el Hospital Carlos Van Burén de Valparaíso con equipos franceses Biophisics. Esta tecnología posteriormente se incorporó a toda la red pública y centros privados como el Dr. Davor Rafaeli y diversos centros en todo Chile

A mediados de los 90’s la oftalmología chilena comenzó a operar exponencialmente  cirugía de cataratas donde uno de los problemas post-operatorios es la   capsuloptomía posterior que necesariamente debía ser tratada con laser Nd-Yag pulsado y los primeros equipos fueron incorporados por el Hospital Naval ubicado en Valparaíso en ese entonces (Nd-Yag  Sharplan 702 israelí)  y con el aporte del  Dr.  Carlos Eggers, con equipos Zeiss de Alemania, en el Congreso Oftalmológico el año 1996. Estos mismos equipos Nd-Yag Sharplan oftalmológicos fueron incorporados al Hospital Clínico J.J. Aguirre (posteriormente cambiado por el primer equipo japonés Nidek), por la Fundación Oftalmológica Los AndesInstituto Oftalmológico IOPA, Hospital Van Burén de Valparaíso.

También en los 90’s con la visita del Dr. Eviatar Moriel de Jerusalén y Dr. Alberto Corica de Argentina se desarrollo en conjunto con la Clínica Avansalud de Providencia el Primer Curso de Láser en Urología con equipos israelíes Nd-Yag continuo Sharplan.

Por la gestión del Dr. Martín Zilic de Concepción se desarrolló en Concepción en conjunto con el Hospital Clínico Regional y la Facultad de Medicina de Concepción el primer curso de Laser en Ginecologíacon el Dr. Jackes Donnez, Jefe del Departamento de Ginecología de la Universidad Católica de Lovaina, que fue un aporte trascendente a la introducción de esta tecnología en la ginecología chilena y el primer curso de “Laser en Cirugía” con el Dr. P.J. Kestens.

Es de destacar la introducción del láser en la otorrinolaringología chilena. El primer curso de “Laser en Otorrinolaringología” fue organizado por el Dr. Juan Arrau (Q.E.P.D)   en la Clínica Las Nieves de ese entonces (hoy Clínica Lo Curro) con la visita de los Catedráticos Españoles Dr. Agustín del Cañizo de la Universidad de Salamanca y Juan Comas. La Dra. Ximena Fonseca, Jefe del Departamento de Otorrinolaringología de la Universidad Católica de Santiago y su Facultad de Medicina  desarrollo el primer curso deLaser en Uvuloplastíacon la visita del Dr. Frank Astor  Jefe del Departamento Otorrinolaringología de Cleveland Clinics.

También en los 90, los oftalmólogos incorporan los primeros  Láser en Cirugía Refractiva cuyo pionero fue el Dr. Eusebio García de la Clínica Providencia de Santiago  con un equipo Summit y Dr. Claudio Yaluff  y su equipo médico en  Clínica Luis Pasteur de Santiago con un láser Excimer japonés Nidek.  Posteriormente esta tecnología ha tenido un exponencial desarrollo y fue incorporada por todos los Centros Oftalmológicos de Chile entre otros Fundación Oftalmológica los AndesInstituto Oftalmológico IOPA, Centro Oftalmológico Carreño, Instituto Oftalmológico de Magallanes en Punta Arenas, (Dr. Mario Hernández), Clínica Oftalmológica Mas Visión de Antofagasta (Dra. Wynifred Trivick), Centro Láser entre otros con una variedad de equipos como  Schwind, Bausch&Lomb, Allegretto entre otros. La tecnología actual incorpora equipos muy rápidos (femtosegundos).

A fines de los 90 y en los 2000 la tecnología láser tiene un importante avance en medicina con nuevos avances tecnológicos que hace que los equipos sean más compactos y de fácil uso ampliando el campo a otras aplicaciones médicas. Así se incorpora esta tecnología a la Cirugía Plástica, Dermatología y Cirugía Vascular con láser quirúrgicos de CO2 fraccionados, láser fraccionados Erbium, láser Q-Swith, láser Nd-Yag 1064 nm para tratar rejuvenecimiento, manchas, tatuajes, omnimicosis, lesiones vasculares entre otros. EDr. Vicente de Carolis incorpora esta tecnología con láser fraccionado Palomar de Estados Unidos y Erbium de la Compañía Sharplan de Israel, el dermatólogo Dr. Victor Hugo Correa, pionero de la especialidad,  dicta varios cursos de láser e incorpora Nd-Yag  Sciton de 1064 nm  y tecnología es incorporada posteriormente por los dermatólogos Dr. Gonzalo Pantoja y Juan GubelinClínica Alemana de Temuco, Clínica Las Condes con Láser Fraxel y equipos Q-Swith Nd-Yag para borrar manchas y tatuajes. La tecnología de láser fraccionado de CO2 (un computador distribuye el láser en haces de menor potencia mediante barrido) es incorporada en Centros y médicos como Vitaclinic, Clínica lo Curro, Dr. Rigoberto Parra de Antofagasta y últimamente la Clínica Magallanes de Punta Arenas por la Dra. Fernanda Deichler, cirujano plástico. En el área vascular el Dr. Álvaro Orrego de Viña del Mar, Presidente de la Sociedad de Flebelogogía,  incorpora equipos americanos Palomar con láser Nd-Yag 1064, muy avanzada tecnología en tratar arañas vasculares. Estos mismos equipos estuvieron  en uso en Clínica Arauco de Santiago por Dr. Isaac Tellias y su equipo médico. Finalmente en el campo dermato-estético el láser diodo son incorporados en diversos centros en tratar depilación y manchas como el dermatólogo Dr. Victor Hugo Correa con tecnología americana Vectus y tecnología diodo tri-onda de ApoloMed (permite tratar todo tipo de piel), el cirujano plástico Dr. José Luis Monardez del Centro Ceys, Dr. Victor López de Castro,  diversos Centros Estéticos como la Dra. Carolina Rocha de Concepción con láser Q-Swith y Diodo, Clínica Milenium de Los Andes, Clínica Roma de Santiago,  Clínica Magallanes de Punta Arenas y diversos centros de la especialidad. Otra aplicación del láser de CO2 fraccionados en desarrollo es en el rejuvenecimiento vaginal y contención urinaria.

Este artículo es un homenaje a trabajo de innumerables médicos que han hecho un notable aporte a la medicina chilena.



Ing. Jaime Calderón Riveros
Socio Fundador Sociedad Medicina y Cirugía con Láser (1985)

Santiago, febrero 2020

jueves, 27 de febrero de 2020

Ejes para una Política de Estado en Salud


La salud es una de las prioridades sociales más urgentes  y hay una enorme inequidad en el acceso a una salud igualitaria, que es un problema grave para Chile. Es un sector complejo porque toca la esencia del ser humano, la vida misma (la Organización Mundial de la Salud la definió en 1948 cómo “un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”)  y para su solución se debe actuar con generosidad y “sentido de Estado” donde es complejo obtener consensos entre médicos, salubristas públicos y economistas de la salud por sus particulares visiones.  Debemos hacer un esfuerzo entre todos con creatividad, realismo y prudencia. Los sectores público y privado han hecho importantes aportes a la salud en Chile.
Una primera visión es mirar la salud del futuro donde la tecnología va a tener un rol sustantivo y va a cambiar los paradigmas en tratar las enfermedades. Pensemos por ejemplo en la tecnología 5G para optimizar el gran desafío hospitalario de ubicar al paciente con el centro hospitalario, el apoyo médico y la ambulancia en forma expedita, oportuna y eficiente. O el apoyo mediante la telemedicina en forma remota de localidades extremas otorgando un efectivo apoyo del especialista. O en la nanotecnología que va a permitir el traslado de fármacos con liberación controlada obteniendo mayor eficacia. La robótica es otro campo en el desarrollo médico donde mediante el desarrollo de la inteligencia artificial va a permitir tener la experiencia no de un cirujano con un conjunto de cirugía sino la experiencia de millones de cirugías y cirujanos obteniendo un mejor diagnóstico. El desarrollo del diagnóstico por imágenes como la MRI y CT permite detectar en forma precoz enfermedades como el cáncer de páncreas, próstata y otros. La tecnología va a cambiar la forma de tratar las enfermedades del futuro y nos preguntamos ¿está nuestro sistema hospitalario capacitado para enfrentar este desafío?
Otro aspecto sustantivo a considerar para mejorar la salud en Chile es la modernización del Estado en Salud y del sector público  de acuerdo a las realidades actuales y futuras. El gasto en salud en Chile ha crecido cuatro veces el promedio de los países de la OECD con un incremento continuo con índices de productividad en la práctica la mitad que el sector privado con enormes inversiones subutilizadas. El  último informe de la Comisión Nacional de Productividad (CNP) entregado al Presidente de la República ordenado por la ex Presidenta Bachelet  menciona la subutilización de los pabellones quirúrgicos en un 53% equivalente a unos U$ 350 millones que pueden financiar 115 mil cirugías. No es necesario construir nuevos hospitales, hay que mejorar la gestión de la actual infraestructura hospitalaria y priorizar la prevención.  La situación en Chile va a ser compleja  según la Casen se estima que para el 2025 uno de cada cinco chilenos va a tener sobre 65 años y la esperanza de vida entre hombres y mujeres es de 80,5 años, liderando la región, según datos de la OMS. El gran desafío de Chile es una definición de una Política de Estado con un Ministerio de Salud de acuerdo a los tiempos actuales y futuros, con Vicepresidencias Ejecutivas, Hospitales autónomos con Directorios y Gerentes con políticas de productividad y orientando el gasto a la salud primaria, esencial en el desafío de una política pública, usando la educación y tecnología como herramientas de política pública.
El acceso igualitario y oportuno de todos los chilenos a una salud digna y eficiente es una aspiración social impostergable, sin restricciones ni pre-existencias. La salud es un bien social determinado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas: “Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida que le asegure, así como a su familia, salud y bienestar, incluyendo asistencia médica”  es parte de los principios de la Seguridad Social.  En Chile existe un seguro único público (Fonasa) para el 80% de los pacientes con un prestador único, los hospitales públicos, carentes de recursos y especialistas  y  seguros privados (Isapres) que atienden 3,3 millones de chilenos existiendo múltiples planes y prestadores que el paciente puede elegir. Es importante mencionar la enorme inversión y aporte privado de la salud en Chile, situándonos a primer nivel mundial. Aquí es donde nace la mayor inequidad en salud y mientras no abordemos este tema, difícilmente lograremos un acceso a la salud igualitaria ¿Por qué los pacientes Fonasa no pueden elegir libremente el prestador subsidiando a los más desposeídos? Aquí está la “piedra angular” de una real reforma para lograr un acceso igualitario a la salud en Chile (el antiguo Sermena permitía a los pacientes elegir libremente su prestador).
La Organización Mundial de la salud define la prevención en tres niveles: Primaria que se refiere a la prevención de la enfermedad mediante vacunas, educación sanitaria y vivir en ambiente sano; Secundaria que se refiere a pesquisar la enfermedad en estado precoz y Terciaria que se refiere al tratamiento y rehabilitación. En Chile las Mutuales de Seguridad han hecho un notable aporte a la Seguridad Social donde la tasa de accidentabilidad laboral del 5.9% el 2008 al 3.4% el 2017 según Informe Anual de la Superintendencia de Seguridad Social. En Chile tenemos dramáticas cifras de salubridad pública como la obesidad que afecta al 25% de la población según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas ha declarado un episodio de alcoholismo en los últimos 30 días de acuerdo informes de Senda (Servicio Nacional de Prevención y Drogas y Alcohol) y el consumo de marihuana ha crecido del 4% el año 1994 al 14% el año 2016 que es un problema de salud pública grave y detonante del estallido social reciente en Chile. Sume los problemas de salud mental que han sido débilmente abordados en los últimos cincuenta años. Es política pública esencial focalizar el gasto a la prevención fomentando programas educativos y preventivos como “Elije Vivir Sano”, Medicina Familiar, “Sonrisa Mujer” , planes de incentivo deportivo, exámenes preventivos obligatorios como la ecotomografía, colonoscopía, mamografía, diagnóstico por imágenes y otros por intermedio de los CDT deben ser la barrera de entrada en la prevención de enfermedades. El eje central de una política pública en salud debe ser la prevención.
El plan universal garantizado en salud es un avance notable en la seguridad social para tener un acceso igualitario sin exclusiones en la medida que exista financiamiento del Gobierno Central en el cumplimiento de estas obligaciones, que obviamente tiene un costo. Este plan garantizado debe ser financiado mediante recursos propios y del Estado por la vía de impuestos generales. Vemos en drama de las listas de espera con miles de fallecidos esperando una atención especializada o una cirugía lo que es inaceptable para el nivel de desarrollo que tiene Chile, la alta demanda en los consultorios, la falta de especialistas en el sector público. Todo esto a pesar del programa GES que garantiza un conjunto de prestaciones. La realidad de las necesidades en salud es compleja frente a lo escoso de los recursos y el mal uso en el sector. Este plan garantizado debe estar complementado con un seguro universal contra enfermedades catastróficas.

El programa público/privado en la construcción y equipamiento hospitalario es otro aporte trascendente que cambia “el rostro” de la salud pública en Chile, maximizando recursos con mayor eficiencia permitiendo al Estado liberar recursos a la prevención. La eficiencia y racionalidad privada permite un mejor uso de recursos. Debemos preguntarnos ¿estamos construyendo bien nuestros hospitales? ¿La ubicación es la adecuada de acuerdo al perfil del paciente que debemos atender? ¿El diseño arquitectónico es el adecuado? Hay muchas preguntas sin respuesta que se traduce en un mal uso de recursos públicos. Hay importantes atrasos en esta materia por dogmatismos mal entendidos donde los más perjudicados son los más pobres. Debemos tener la generosidad de avanzar en esta materia, trascendente en una salud moderna.
Es Estatuto de los Trabajadores de la Salud es otro eje central en una política pública en salud. Vemos con preocupación la agresión a recintos hospitalarios, un bien de uso público, como al personal que ahí trabaja que hace compleja su labor.
En suma, lo trascendente para una real Reforma de la Salud que haga realidad un acceso igualitario, oportuno y asequible para todos los chilenos son un enfoque modernizador con criterio de Estado de nuestro sector público mejorando la gestión, focalizar el gasto a la prevención y sector primario eje de toda política pública dando libertad de elección del prestador a los pacientes Fonasa subsidiado a los de menores recursos, un plan garantizado en salud financiado por el Gobierno Central para los sectores de menores recursos, un seguro catastrófico universal, un acuerdo público/privado que maximiza recursos y un Estatuto de los Trabajadores de la Salud son ejes centrales para una política del sector con visión de Estado pensando en la salud del futuro.


                                                                                                              Ing. Jaime Calderón Riveros

Santiago, febrero 2020