martes, 25 de abril de 2023

Ejes de la Salud

El acceso igualitario y oportuno a la salud es un derecho natural que está consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que Chile suscribió. “Toda persona tiene derecho, así como su familia a salud y bienestar, incluyendo asistencia médica” que forma parte de las políticas de seguridad social. La discusión de la ley corta es una oportunidad para mejorar las políticas públicas en salud donde proponemos ocho ejes.

Primero: toda política pública debe tener como centro al paciente para que este tenga un acceso igualitario a los servicios de salud sin discriminación alguna de ningún tipo, económico, pre existencia, raza, situación social u otro. Es el paciente y no otro el eje central de una buena política en salud que está establecido en el juramento hipocrático.

Segundo: la modernización del Estado y de Fonasa es sustantivo para una buena política pública en salud. Tener un Ministerio de acuerdo a los tiempos actuales con vicepresidencias ejecutivas, hospitales con directorios, y gerencias que consideren la productividad, tecnología y capten recursos de las instituciones de beneficencia, empresas y otros. Mejorar las compras públicas.

Tercero: la prevención y salud primaria debe ser el foco del gasto en toda política pública. Actuar antes que se produzca la enfermedad nos enseña la milenaria cultura china. La prevención debe estar al primer nivel del Estado integrando en eficiente trabajo de las mutuales de seguridad.

Cuarto: la libertad de elección del paciente de su seguro sea este público o privado que es la esencia de una buena política pública en salud. Si nuestro objetivo es el paciente no debemos limitar su capacidad de elegir libremente, estableciendo un monopolio o captura del Estado. Una moderna salubridad pública debe considerar al paciente.

Quinto: establecer un seguro catastrófico universal que proteja al paciente de los episodios de alto costo. El Estado debe actuar apoyando a los pacientes de menores recursos, y enfermedades denominadas “raras”. No es factible la ruina de familias completas por los costos en salud.

Sexto: la tecnología debe ser incorporada prudentemente en salud, y la ficha universal única es un gran desafío para la ingeniera en salud. Diagnóstico por imágenes, ecotomografía, mamografía, robótica son tecnologías que tienen un trascendente aporte en la prevención y en la cirugía. Se debe incorporar un trabajo conjunto entre las sociedades científicas, el Estado y la industria de la salud.

Séptimo: fortalecer al Ges dándole cobertura a mayor número de enfermedades, y estableciendo mecanismos de financiamiento y control para que esto se cumpla. No es factible que el Estado no cumpla como sucede actualmente, y este derecho quede en el papel.

Octavo: establecer un Estatuto de los Trabajadores de la salud que les dé un status especial, incentive la carrera funcionaria y los proteja de agresiones.

La salud, esencia de la vida, no es un problema de un sector o de otro, y debemos actuar con criterio de Estado para mejorar y resolver esta grave crisis actual. Como decía el filósofo Jorge Millas, sentémonos a conversar como si no sé nada para entender al otro, y así producir verdad. Los pacientes necesitados así lo esperan.



Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial



Santiago, abril 25, 2023

viernes, 21 de abril de 2023

Hablemos de salud

Los abogados de la Tercera Sala de la Corte emitieron un fallo que afecta en forma trascendente al sistema de salud fijando un criterio en la aplicación de la tabla de factores con efecto retroactivo ajeno a la jurisprudencia tradicional chilena. Cerca de setenta mil juicios en un universo de millones de usuarios del sistema de salud determinaron y presionaron la resolución de la Corte, inédita en la tradición jurídica chilena. Esta resolución obedece a un criterio filosófico de “hacer justicia” independiente de la jurisprudencia tradicional que en la práctica se traduce en un problema porque ahora se hace necesario interpretar qué es lo que la Corte ordena. Esta situación obedece también a que el Estado por años no ha fijado una política pública de reajustabilidad en salud, no ha modernizado el sector público para hacer frente a los problemas de la salubridad actual, a las nuevas enfermedades, al avance de la tecnología producto entre otros de la excesiva politización del sector que no permite avanzar. Rigió lo que decía Barros Luco “cuando el problema es muy grande, es mejor no hacer nada”.

Este escenario ha llevado a una crisis global del sector salud, profundización de la crisis en el sector público, incertidumbre en la inversión privada, lo que finalmente se traduce en una dramática situación para los pacientes que son los grandes perjudicados.

La salud afecta la esencia del ser humano que es la vida misma por lo que es difícil fijar políticas públicas y es un problema de Estado que debemos resolver entre todos. Cualquier sistema de salud se construye poniendo al paciente en el centro de una política pública.

En Chile hay capacidad profesional para construir un buen sistema de salud con médicos, enfermeras, matronas, Tens, tecnólogos, ingenieros biomédicosy técnicos, economistas, como se hizo en su oportunidad en el diseño de las autopistas, en la modernización del SII y de la ex Onemi entre otros. Las improvisaciones, los dogmatismos, los voluntarismos son el gran enemigo de una buena política de salud. Seguir manteniendo criterios de la vieja escuela de salubridad pública sin considerar la mutación de enfermedades como nos enseñó la pandemia, ni tampoco la tecnología como la robótica, que nos ayuda a lograr mayor precisión en las cirugías, la endoscopía y diagnóstico por imágenes que son herramientas sustantivas en la prevención. Fonasa no tiene la capacidad técnica como para absorber a tres millones de pacientes que harían colapsar el sistema público y privado. Décadas de políticas públicas enfocadas al gasto, que se ha duplicado el último decenio, termina en más de dos millones de pacientes en listas de espera, incluido el cáncer que requieren urgencia en sus tratamientos, más de trescientas mil cirugías postergadas, más de sesenta mil patologías Ges no cumplidas según informes de la Subsecretaría de Salud. Son el reflejo de la grave y dramática crisis sanitaria. El elefante blanco de la salud pública se repite.

El filósofo Jorge Millas nos decía que hay que sentarse a conversar,“como si no se supiera nada” para producir verdad. Con un criterio de Estado debemos construir un sistema pensando en el paciente, centro de toda política pública en salud, quién debe tener la libertad de elegir un seguro público o privado. Un Estado moderno, rector de las políticas públicas como quedó demostrado en la pandemia, debe tener vicepresidencias ejecutivas, hospitales con directorios, y gerencias con criterios de productividad incorporando fundaciones en su financiamiento. Se debe orientar el gasto a la prevención y salud primaria con una fuerte alfabetización pública enfrentando los graves problemas de obesidad infantil, alcoholismo juvenil y salud mental entre otros. Asimismo se debe incorporar la tecnología como la ficha única universal, diagnóstico por imágenes y endoscopía entre otros. Es sustantivo profundizar el plan Ges y un seguro catastrófico universal en una política de salubridad pública moderna. El estatuto de los trabajadores de la salud que los proteja de las agresiones y de estabilidad laboral es otro eje de una política pública en salud. Hagamos un esfuerzo histórico entre todos para construir un sistema que otorgue acceso igualitario y oportuno a la salud y sea un orgullo para Chile.



Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial

Santiago, abril 21,2023