La tecnología y la prevención van a ser ejes centrales de una política pública en salud cuyo objetivo es enfrentar las nuevas enfermedades donde el Estado por intermedio del Ministerio de Salud debe jugar un rol protagónico. El médico de familia, los planes preventivos cómo fomento del deporte, alimentación saludable una de cuyas herramientas es la ley de etiquetado, un sistema nacional preventivo por intermedio de los centros de salud municipales, mutuales y hospitales son esenciales en enfrentar los graves problemas de obesidad infantil, alcoholismo juvenil, enfermedades mentales entre otros graves problemas de la salud pública. La tecnología está efectuando un importante aporte a la medicina , cómo el desarrollo del diagnóstico por de imágenes que permite detectar en forma precoz enfermedades, la robótica que con el avance de la inteligencia artificial permite tener la experiencia no de uno sino de miles de cirujanos y operar en forma más precisa y con menor tiempo de recuperación, la nanotecnología que permite administrar fármacos en forma más precisa y efectiva son ejemplos que van a cambiar los paradigmas de la medicina del futuro.
¿Estamos en Chile enfrentando este vertiginoso cambio en forma
eficiente? ¿Estamos preparados para incorporar estos cambios a nuestro sistema
sanitario?
Se debe mejorar mucha la gestión en salud cómo lo demuestran estudios de la Comisión de
Productividad que menciona que con solo U$ 100 millones se pueden aumentar en
126 mil las cirugías solo con el uso
racional de pabellones o el Observatorio Fiscal que en un estudio de 56
hospitales públicos menciona que se pueden producir ahorros del 10% solo con
una mejor gestión de los recursos e incluso la Fiscalía Económica habla del
Sobre Gasto Público.
Cómo compatibilizar los intereses de los médicos para que efectúen en
forma efectiva su función, los arquitectos encargados del diseño arquitectónico
hospitalario y su relación con el medio ambiente, los ingenieros y economistas
encargados de la racionalidad en el uso de recursos, de los profesionales de la
salud en sus distintas áreas, de los ingenieros biomédicos y técnicos cada vez
más importantes por el desarrollo de las tecnologías. Problema complejo porque
al centro está el ser humano y la salud afecta la esencia del hombre que es la
vida misma.
¿Hemos hecho bien las cosas cómo cuando vemos millonarias inversiones en
equipamiento con gasto público y los equipos quedan en bodega porque no se
presupuestó el costo de los operadores? ¿Está bien diseñado un hospital, cómo
el Hospital Militar de Santiago, con una inversión de más de U$ 130 millones
visada por el Mopt, que no tiene pasillos de circulación independiente de
médicos y pacientes cómo lo estipula la normativa sanitaria? ¿Es buen uso de
recursos construir un gran Hospital en Punta Arenas con vista al Estrecho de
Magallanes, en un sector medio-alto, lejos de su público objetivo y de difícil
acceso, sobredimensionado? ¿Es racional implementar un proyecto de un Hospital
Digital, sin duda el hospital del futuro, sin tener implementada la ficha
única, insumo esencial? ¿Es racional que nuestros Carabineros tengan un
hospital en la periferia, lejos de donde viven y otro cerca de la medios de
transporte? (en alguna oportunidad estaba el scanner en un hospital y el
Servicio de Neurocirugía en otro) ¿Quién determina cuando una nueva tecnología
es un real aporte? Desde la racionalidad
de la ingeniería cuesta entender tanto mal uso de recursos y mucho voluntarismo
en desarrollar grandes proyectos en salud.
El desarrollo de la medicina, de la arquitectura, de la ingeniería, de
la tecnología nos plantea un nuevo e importante desafío en el desarrollo de los
nuevos proyectos en salud que hace incorporar a los cuadros directivos a
especialistas que mejoren la toma de decisiones, tanto en el sector púbico y
privado.
Ing.
Jaime Calderón Riveros
Santiago,
julio 9, 2021
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