miércoles, 21 de febrero de 2024

Salud ¿Hablemos en grande?

Hoy en alguna urgencia de un servicio de salud hay una señora en la camilla de una ambulancia que no la pueden trasladar porque no hay camas en el hospital. En otro hospital son las 5 AM y ya hay personas esperando un número para la atención de un especialista. Esa es la triste realidad de nuestro sistema público de salud. Esto pasa a pesar de que según informes de la Dipres el gasto en salud ha crecido en un 9% entre 1990 y 2012 duplicando el PIB del 1,6% al 3,5%, muy por sobre el promedio de países de la OCDE. Informes de la Subsecretaria de Redes Asistenciales del Minsal mencionan que hay más de dos millones de pacientes en listas de espera, más de sesenta mil patologías Ges no atendidas, más de trescientas mil cirugías dilatadas y lo más grave sobre doce mil pacientes con patologías de cáncer no atendidos. Uno de estos pacientes puede ser tu madre ¿no te conmueve?

Ni el ejecutivo ni el legislativo han estado a la altura del grave problema de la salud. El director de Fonasa y el Subsecretario de Salud han declarado que están en la política del monopolio estatal de los pacientes mediante un Fondo Único en Salud y dejar al sector privado como seguros de “segundo piso”. En la arista legal desde los 2000 nuestros jueces advertían que había serios problemas de conflictividad en nuestro sistema de salud privado, quienes no hicieron nada por la complejidad política. “No se ha abordado la reajustabilidad de los planes” (ministro Sergio Muñoz), “se necesitan cambios legislativos y revisión de las políticas vigentes (ministro Haroldo Brito). Esto terminó en la Resolución del Tribunal Constitucional de agosto del 2010 que abrió las puertas de la judicialización del sistema donde ingresaron más de 2,2 millones de causas a las Cortes de Apelaciones entre el 2013 y 2022 que fue el origen de la Resolución de la Tercera Sala de la Corte Suprema de noviembre del 2022. Es de destacar que el ejecutivo por intermedio de la superintendencia de salud demoró casi una década en dictar la resolución IF 343 determinando la tabla única de factores en diciembre del 2019 interpretando la resolución del Tribunal Constitucional del 2010. La legislación chilena de acuerdo con el artículo 3 del Código Civil establece que las sentencias judiciales tienen fuerza obligatoria “solo de las causas judiciales que se pronunciaren o de lo contrario es un grave atentado a la democracia”, como lo hizo ver el Observatorio Judicial y la ministro Angela Vivanco en una entrevista periodística. Llama la atención que ni el ejecutivo ni el legislativo preguntara por el número de incumbentes y el ejecutivo se pronunciara muy precipitadamente estableciendo un monto de devolución de U$ 1500 millones en una interpretación del fallo de la Corte. Es extraordinariamente grave para una democracia que los jueces traspasen problemas de políticas públicas al poder ejecutivo y que este interprete los fallos. Profesionales nombrados por la Comisión Salud del Senado mencionan una cifra de U$ 500 millones y asesores de la Presidencia, en un criterio netamente político, establecen la cifra en U$ 1000 millones.

Para resolver el problema de la salud pública y privada en Chile hay que pensar “en grande” o como decía el filósofo Jorge Millas de la Universidad de Chile, “sentémonos a conversar como si no sé nada para entender lo que el otro quiere decir”. Debemos tener generosidad y humildad para resolver este grave problema.

Hay que definir los problemas de la salud de los próximos decenios con sentido de Estado y es un trabajo multidisciplinario de médicos, enfermeras, tecnólogos, matronas, profesionales de la salud, ingenieros, arquitectos, economistas. Se necesita mucha ingeniería en salud.

El monopolio estatal solo produce un mal uso de los recursos en salud aumentando la burocracia, es fuente de corrupción y empobrece a la clase media. Destruir al sistema privado en Chile es un grave error de políticas públicas en salud. Hay una vieja escuela de salubridad pública que no avanza con la tecnología y no incorpora las herramientas modernas de la administración y la economía, que ha predominado en los últimos decenios con los resultados que conocemos. Los hospitales públicos, a pesar de ser organizaciones equivalentes a una empresa mediana o grande, no tienen gerentes. Voluntarismos, improvisaciones, dogmatismos, parches, presiones gremiales más allá de lo prudente se ve mucho en salud.

No se debe confundir salud con medicina. Salud es definido por la OMS como “equilibrio orgánico y es un completo bienestar físico, mental y social” y medicina es de acuerdo con la Academia de la Lengua Española “un conjunto de herramientas y técnicas aplicadas a la prevención y tratamiento de enfermedades humanas” o del latín “curar, medicar”. Los problemas de la salud afectan lo esencial del ser humano que es la vida y por eso es difícil avanzar.

Modernizar al sector en base a ciertos principios básicos es la tarea de hoy.

El paciente y no otro es el eje de toda política pública en salud como lo determina el juramento Hipocrático.

Un Estado moderno debe ser rector de las políticas públicas en salud como quedó demostrado en la pandemia. Un ministerio con vicepresidencias ejecutivas, hospitales con gerencias y directorios estableciendo políticas de productividad incorporando el financiamiento privado y la beneficencia es sustantivo. Mejorar el sistema de compras públicas del sector y digitalizar el sistema de licencias médicas es tarea pendiente.

Orientar el gasto a la prevención y salud primaria con subsidios directos a las personas en planes básicos obligatorios usando la tecnología actual como diagnóstico por imágenes, mamografías, colonoscopía, ecotomografía entre otros. Actuar antes que se produzca la enfermedad nos enseña la milenaria cultura china. La capacitación es sustantiva y se debe definir una política pública con las facultades de medicina y las sociedades científicas. ¿Es el servicio militar social una herramienta del Estado en la alfabetización sanitaria? ¿Cómo vamos a enfrentar los problemas de alcoholismo juvenil, obesidad, drogadicción y salud mental entre otros?

Definir que el sistema de salud chileno es mixto, con participación público y privado, estableciendo reglas claras que incentiven la inversión en el sector estableciendo índices de reajustabilidad reales. En este sistema el foco debe estar en el paciente al centro de toda política pública en salud para que tenga la capacidad de elegir libremente el prestador. Esta es la esencia de un buen sistema de salud. El Estado debe orientar los recursos a la demanda, otorgando subsidios directos en un plan único garantizado a las personas donde no deben existir preexistencias ni restricciones para que el paciente tenga acceso igualitario y oportuno a los servicios de salud.

Establecer un seguro catastrófico universal obligatorio que proteja a los pacientes de enfermedades de alto costo.

Un estatuto de los trabajadores de la salud que los proteja de las agresiones e incentive la carrera funcionaria

La ley corta presentada por el ejecutivo que está en trámite legislativo no resuelve los graves problemas de la salud. En mi opinión, debemos actuar con criterio de Estado y nombrar una comisión mixta presidida por un senador con liderazgo que actúe pensando que un buen sistema de salud debe tener al paciente al centro y un ejecutivo que actúe de acuerdo con los desafíos de los problemas de la salud de los próximos decenios, dejando los eslóganes y dogmatismos que tanto daño le hacen a las políticas públicas en salud, donde no hemos tenido la altura intelectual ni valentía en resolver este problema que afecta dramáticamente la salud de millones de chilenos y tiene al sector en una grave incertidumbre. Diseñar un plan quinquenal en salud que trascienda el Gobierno de turno. Que Dios ilumine a nuestras autoridades en resolver con humildad y generosidad este grave problema.




Jaime Calderón Riveros
Ingeniero Comercial
Santiago, febrero 21, 2024

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